Heineken: pensar el global y actuar en local

“Para integrar una empresa con éxito, es básico crear el equipo que va a capitanear el proceso desde el minuto uno”, afirma el CEO de la compañía.

Jean-François van Boxmeer, CEO de Heineken
CRISTINA PÉREZ

25 de octubre 2018 - 12:23

Trasformar con éxito una empresa familiar en una de las multinacionales de bebidas más importantes del mundo es el reto que ha acometido Heineken, ahora presente en 192 países. Las claves, según ha explicado Jean-François van Boxmeer, CEO de la compañía, son situar al cliente como prioridad del negocio (por encima del valor para el accionista) y mantener una unidad de valores dentro de un negocio descentralizado y local.

Según ha explicado Van Boxmeer en el 33er Congreso AECOC de Gran Consumo, que se está celebrando estos días en Madrid, la presencia de Heineken en el mundo se vertebra en cuatro grandes bloques: empresas propias, UTEs, exportaciones directas y licencias. Cuenta con 170 centros de producción y más de 300 marcas, con unas ventas totales en 2017 de 218.000 millones de hectolitros.

LA MISMA ESTRATEGIA PARA TODOS LOS PAÍSES

El modus operandi de Heineken es claro: mantener la misma estrategia para todos los países, pero respetando la diversidad cultural de cada región. “Es fácil”, afirma Van Boxmeer. “El secreto es encontrar valores comunes para todo el mundo, las personas no somos tan diferentes como creemos. Y para su aplicación práctica, realizamos reuniones con representantes de nuestras empresas en continentes distintos para poner en común las técnicas que emplean. Cuando se adquiere una nueva empresa en otro lugar, esto permite una integración más rápida y eficaz”.

“Para integrar una empresa con éxito, es básico crear el equipo que va a capitanear el proceso desde el minuto uno”, asegura el CEO. “Es importante analizar las fortalezas y debilidades de la empresa adquirida para potenciar lo que sabe hacer mejor, y seleccionar enseguida qué personal se va a mantener y cuál se quedará en el camino para evitar problemas posteriores”.

En este proceso de transformación de una empresa familiar a la segunda cervecera más grande del mundo, Heineken ha prestado especial interés a la sostenibilidad. “Hace cien años, nos basábamos en el bienestar de nuestros trabajadores, con una filosofía paternalista acorde a la época. En la actualidad, la sostenibilidad se sustenta en la seguridad y salud de los trabajadores, los proveedores y también el entorno que nos rodea”.

Entre las bases de esta sostenibilidad se encuentra el ahorro de agua, tanto en la producción de la cerveza como en el riego de los cereales necesarios para su elaboración; la reducción de la huella de carbono y el fomento del consumo responsable.

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