Schweppes y la tónica de Coca-Cola: sigue la batalla legal
La primera quiere impedir la venta en España de esta bebida fabricada por su competidor. Ya tiene 45 resoluciones favorables.
Schweppes mantiene abierta su batalla legal para impedir la venta en España de tónica fabricada en Reino Unido por Coca-Cola al considerar este hecho una "invasión" del mercado que se traduce en un "impacto económico y reputacional". Por momento, la compañía ya tiene 45 resoluciones favorables, informa Europa Press.
Precisamente, lo que Schweppes busca es proteger su marca tras la decisión de algunas distribuidoras de adquirir la citada tónica y pasar a venderla en España a un precio inferior. De hecho, la marca ha precisado que esta situación ha tenido un impacto del 6% en sus ventas, aunque reconoce que, tras las resoluciones favorables, la repercusión es menor.
"Entendemos que, al pedir una tónica Schweppes, nuestros clientes buscan una calidad y sabor específicos, algo que no podemos asegurar ante la venta de un producto que queda fuera de nuestro control y que se comercializa en nuestro país a través de canales no regulados oficialmente", han indicado la firma.
Schweppes ha incidido en su "derecho exclusivo" sobre la marca en España, algo que ha sido reconocido por los juzgados españoles, que ya han emitido siete sentencias firmes, a la espera de la futura resolución del juzgado de lo Mercantil número 8 de Barcelona contra Red Paralela, un distribuidor catalán. En cualquier caso, la compañía está dispuesta, incluso, a llegar al Supremo si la sentencia es desfavorable.
ANTECEDENTES
La marca ha confirmado la posición que ha mantenido ante los tribunales españoles desde 2014 avalada, unánimemente, por los juzgados mercantiles y audiencias provinciales, que han resuelto el conflicto reconociendo el derecho exclusivo de Schweppes sobre su marca.
A finales de 2017, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) resolvió que la compañía podía impedir la venta en el mercado español de tónica fabricada por Coca-Cola en Reino Unido, salvo que se hubiera promovido activa y deliberadamente la apariencia de una marca global y única, algo que, según Schweppes, no ocurre.
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