Agricultura vertical: una nueva forma de producir alimentos
Esta técnica permitirá introducir muchos cultivos en el seno de las ciudades o incluso llegar a producirse los alimentos en los propios restaurantes y supermercados en los que se comercialicen. Pero tiene ventajas e inconvenientes.
En la actualidad la superficie cultivable se ha reducido en un tercio, así como el agua disponible para dedicar a el cultivo, según los expertos. Además, se espera que para el año 2050 el 80% de la población viva en entornos urbanos. Ello hace que surja la necesidad de innovar en los medios de producción de alimentos y en las técnicas de agricultura y una de las alternativas que cobra auge es la agricultura vertical, según recoge en un artículo Aecoc.
La agricultura vertical consiste en el cultivo de alimentos en estantes verticales, pudiendo llegar a ocupar edificios enteros, contenedores industriales o almacenes. Esta técnica de cultivo es especialmente interesante debido a que permitirá introducir muchos cultivos en el seno de las ciudades o incluso llegar a producirse los alimentos en los propios restaurantes y supermercados en los que se comercialicen.
Los cultivos verticales pretenden transformar la agricultura tradicional llevándola de entornos como granjas a espacios más parecidos a factorías de alimentos. Estas granjas modernas urbanas tratan de optimizar el ciclo de vida de las plantas, así cómo el uso de las mismas para crecer en términos de tierra fértil, nutrientes, consumo de agua y espacio gracias a una fuerte inversión tecnológica, ya que se deben imitar todas las condiciones que se dan en el medio natural en uno artificial. Esto permite a una sola persona controlar la humedad, iluminación y temperatura de miles de cultivos desde la palma de su mano gracias a un dispositivo móvil.
VENTAJAS E INCONVENIENTES
Las ventajas que presentan este tipo de cultivos frente a la agricultura tradicional son numerosas: desde un incremento del aprovechamiento del metro cuadrado cultivable, gracias al mayor número de plantas que aprovechan el espacio en diferentes capas de cultivo, hasta la posibilidad de eliminar la estacionalidad de los cultivos gracias a el control tecnológico de las condiciones climatológicas.
Otros beneficios pasan por un menor consumo de agua de estos cultivos, debido a la gran variedad de sistemas de irrigación y de plantación alternativos que este tipo de agricultura explora. Este tipo de cultivos además promete eliminar los pesticidas de la producción debido a que se llevan a cabo en ambientes interiores en los que no existen plagas, mejorando con ello la salud ciudadana e incrementando el número de alimentos producidos de manera orgánica.
En la actualidad, son muchos los países que a nivel global han decidido apostar por las ventajas que ofrece la inversión en este tipo de cultivos. Es el caso de Japón, donde la superficie cultivables es, efectivamente, una causa de alarma para el futuro de la población.
Sin embargo, no todo son ventajas cuando se trata de este tipo de cultivos, puesto que hasta ahora esta forma de agricultura ha demostrado ser extremadamente costosa, siendo rentables sólo un pequeño porcentaje de los proyectos de este tipo. La mayor parte de ellos resultan demasiado caros, debido sobre todo al coste de la electricidad y al mantenimiento de las condiciones idóneas para el crecimiento de las plantas.
Otra de las desventajas de este tipo de cultivos es la limitación en la variedad de plantas cultivables, puesto que cultivos como el arroz o el trigo serían tan costosos de cultivar en una de estas granjas que científicos de la Universidad de Cornell afirman que una barra de pan de trigo valdría alrededor de 23 dólares.
Aun así, poco a poco todas las desventajas que presentan las granjas verticales están comenzando a desaparecer. Los elevados costes energéticos, que constituían una de las principales preocupaciones, están comenzando a hacerse más eficientes con sistemas de bajo consumo energético y empleando focos que emitan sólo la luz con la longitud de onda que las plantas requieren. Se espera así que, en un futuro cercano, este tipo de cultivos pueda comenzar a desarrollarse de manera rentable para aquellos que inviertan en ello y constituyan una alternativa sostenible para alimentar a la población global.
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