Se empiezan a oír voces discrepantes en las filas de los nacidos entre 1980 y 2000.

Ni todos se consideran adictos digitales ni aman a muerte lo colectivo o las decisiones colegiadas ni su preparación académica -aunque sea buena- es la berza.

Camino a la IA (Inteligencia Artificial) es posible que las etiquetas de la era analógica hayan quedado desfasadas y las segmentaciones necesiten una revisión.

Los millennials protestones ni son ni quieren serlo: reclaman la individualidad. Son demasiados millones de diversa condición, psicología, familia, estudios y sociedad para ser tan parecidos como cuentan.

Me solidarizo y me uno a la manifestación: ¡No soy un baby boomer!