Comida basura y alergias: ¿una relación directa?
Un estudio de la Universidad de Nápoles Federico II revela esta relación y un aumento de la incidencia, especialmente entre los niños pequeños.
Los altos niveles de productos finales de glucosilación avanzada (AGE) que se encuentran en abundancia en la comida basura están asociados con la alergia a los alimentos en los niños. Así lo pone de relieve un estudio de investigadores de la Universidad de Nápoles Federico II que han analizado tres grupos de niños de entre 6 y 12 años de edad (61 niños en total): unos con alergias alimentarias, otros con alergias respiratorias y un tercero de menores sin patologías, recoge Europa Press.
Los AGE son proteínas o lípidos que se convierten en glicos después de la exposición a los azúcares y están presentes en niveles altos en los alimentos basura, derivados de los azúcares, alimentos procesados, alimentos cocinados en el microondas y las carnes asadas o a la barbacoa. Se sabe que los AGE desempeñan un papel en el desarrollo y la progresión de diferentes enfermedades de base oxidativa, como la diabetes, la arteriosclerosis y los trastornos neurológicos, pero esta es la primera vez que se encuentra una asociación entre los AGEs y la alergia alimentaria.
Aunque aún no se dispone de estadísticas sólidas sobre la prevalencia global de alergias a los alimentos, existe una creciente evidencia de que la incidencia está aumentando, especialmente entre los niños pequeños, y llega hasta el 10% en algunos países.
Durante las últimas décadas ha habido un aumento drástico en el consumo de alimentos altamente procesados (que contienen niveles altos de AGE). De hecho, representan hasta el 50% del total de la ingesta diaria de energía en los países europeos.
EL ESLABÓN PERDIDO
Según indica el investigador Roberto Berni Canani, "hasta el momento, las hipótesis y los modelos existentes de alergia a los alimentos no explican adecuadamente el aumento drástico observado en los últimos años, por lo que los AGE dietéticos pueden ser el eslabón perdido". "Nuestro estudio apoya esta hipótesis, ahora necesitamos más investigación para confirmarlo. De confirmarse este vínculo, los gobiernos nacionales tendrán que mejorar las intervenciones de salud pública para restringir el consumo de comida basura en los niños", ha añadido.
Por su parte, Isabel Proaño, directora de Política y Comunicaciones de la Federación Europea de Asociaciones de Pacientes de Alergias y Enfermedades Respiratorias (EPT), estima que estos nuevos hallazgos muestran que todavía hay "muchos problemas ambientales y dietéticos" que afectan a nuestra salud. "Los profesionales de la salud y los pacientes no tienen toda la información para afrontar una enfermedad que impacta dramáticamente en su calidad de vida. Por ello, hacemos un llamamiento a las autoridades de salud pública para que desarrollen una mejor prevención y cuidado de la alergia alimentaria", ha concluido.
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