Beneficios de la dieta cetogénica en personas con esclerosis múltiple
Los cambios en la dieta pueden ser una forma económica de mejorar la salud en general.
Una dieta cetogénica, que consiste principalmente en alimentos como la carne, el pescado, los huevos, la nata líquida, la mantequilla, los aceites y las verduras sin almidón como las vainas de guisantes, las zanahorias, el brócoli y los pimientos, puede ser segura para las personas con esclerosis múltiple (EM), según un estudio preliminar que se presentará en la 74ª Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología que se celebrará en abril.
El estudio también encontró que las personas con EM pueden experimentar menos fatiga y depresión y reportar una mejor calidad de vida mientras están en la dieta.
"Una dieta cetogénica, que es alta en grasas, adecuada en proteínas y baja en carbohidratos, permite al cuerpo utilizar la grasa como su principal fuente de energía en lugar de los azúcares, imitando así un estado de ayuno", señala el autor del estudio J. Nicholas Brenton, de la Universidad de Virginia en Charlottesville y miembro de la Academia Americana de Neurología.
Según destaca, "una dieta cetogénica ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre en personas con diabetes tipo II y a mejorar el control de las convulsiones en personas con epilepsia. Sin embargo, no se ha estudiado bien en personas con EM --reconoce--. Los cambios en la dieta pueden ser una forma económica de mejorar la salud en general, por lo que nuestro estudio exploró si seguir una dieta cetogénica es seguro, tolerable y beneficioso para las personas que viven con EM".
En el estudio participaron 65 personas diagnosticadas de EM recurrente-remitente, la forma más común de la enfermedad, marcada por brotes de síntomas seguidos de períodos de remisión.
Los participantes en el estudio siguieron una dieta cetogénica durante seis meses. Se les indicó que consumieran de dos a tres comidas cetogénicas al día, consistentes en una o dos raciones de proteínas bajas en carbohidratos, como huevos, pescado o carne, junto con dos o cuatro cucharadas de grasa, como mantequilla, aceite, aguacate, ghee o nata espesa, y una o dos tazas de verduras sin almidón, como pepinos, verduras de hoja verde o coliflor.
También se permitían los tentempiés, siempre y cuando los participantes siguieran la cantidad máxima diaria de carbohidratos de 20 gramos. El cumplimiento de la dieta se controló mediante análisis de orina diarios para medir las cetonas, un metabolito producido por el cuerpo cuando quema grasas. El 83% de los participantes cumplió la dieta durante todo el periodo de estudio.
Los participantes completaron pruebas y encuestas antes de empezar la dieta y de nuevo a los tres y seis meses mientras seguían la dieta para medir el nivel de discapacidad y la calidad de vida. Los investigadores descubrieron que los participantes no sólo tenían menos grasa corporal después de seis meses, sino que también presentaban un descenso en las puntuaciones de fatiga y depresión.
En una encuesta sobre la calidad de vida, se preguntó a los participantes: "¿Tenía mucha energía en las últimas semanas?". "¿Se ha sentido agotado?" "¿Ha sido una persona feliz?" y "¿Se ha sentido desanimado y triste?". La encuesta proporcionó una puntuación para la salud física y mental que puede ir de cero a 100, y las puntuaciones más altas representan una mejor salud física y mental.
MEJORA DE LAS CAPACIDADES FÍSICAS Y MENTALES
Los participantes tenían una puntuación media de salud física de 67 al inicio del estudio, frente a una puntuación media de 79 al final. Los participantes tenían una puntuación media de salud mental de 71 al inicio del estudio, frente a una puntuación media de 82 al final.
Las puntuaciones también mejoraron en una prueba común de progresión de la enfermedad de la EM. En una escala de cero a diez, con una puntuación de uno que representa la ausencia de discapacidad, dos que representa una discapacidad mínima y tres, una discapacidad moderada pero que todavía puede caminar, la puntuación media de los participantes al inicio del estudio era de 2,3 frente a 1,9 al final. En una prueba de marcha de seis minutos, los participantes caminaron una media de 1.631 pies al inicio del estudio, frente a 1.733 pies al final.
Los investigadores también tomaron muestras de sangre y descubrieron que los participantes tenían mejoras en los niveles de marcadores inflamatorios en la sangre.
"Nuestro estudio proporciona pruebas de que una dieta cetogénica puede ser realmente segura y beneficiosa, reduciendo algunos síntomas para las personas con EM, cuando se utiliza durante un período de seis meses", resalta Brenton.
"Sin embargo, se necesita más investigación porque hay riesgos potenciales asociados a las dietas cetogénicas, como cálculos renales, problemas digestivos y deficiencias de nutrientes --prosigue--. Es importante que las personas con EM consulten con su médico antes de hacer grandes cambios en su dieta, y que sean controlados regularmente por un médico y un dietista registrado mientras sigan una dieta cetogénica".
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