Guerra al plástico: tu nueva cubertería, con alimentos 'reciclados'
Un estudio de la Universidad de Borås (Suecia) emplea residuos de frutas para elaborar vasos y cubiertos. La idea podría ser comercialmente válida en diez años.
La batalla contra el plástico no para de conseguir adeptos. Esta misma semana os informábamos de la decisión de un supermercado de Tailandia que ha optado por plantar cara al uso del plástico envolviendo sus productos frescos en hojas de plátano. Natural y sencillo. Pues bien, ahora Suecia se ha desmarcado también con otra iniciativa interesante que emplea residuos de fruta para transformarlos nada menos que en vasos y cubiertos.
En concreto, un estudio de la Universidad de Borås (Suecia), dedicado a la producción de bioplásticos a partir de residuos de frutas, demuestra que los objetos desechables de un sólo uso también pueden ser respetuosos con el medioambiente. La investigación forma parte de los numerosos proyectos que, en los últimos años, buscan un sustituto ecológico y funcional para los plásticos tradicionales, recoge el portal EcoInventos.
La industria está así explorando materiales alternativos con un bajo impacto medioambiental para encontrar el equilibrio adecuado entre sostenibilidad y eficiencia. Según Veronika Bátori, investigadora de la citada universidad, esto significaba investigar el potencial de los residuos alimentarios.
MÉTODOS PARA PRODUCIR BIOPLÁSTICOS
Bátori ha utilizado residuos de naranja y manzana. "Ambos contienen mucha agua y materia orgánica y, si se arrojan a un vertedero, liberan grandes cantidades de metano. También son difíciles de quemar debido a su contenido de agua y no funcionan tan bien como los piensos debido a sus altos niveles de azúcar y bajo pH", explica.
El proyecto y la tesis doctoral han probado dos métodos diferentes de producción de bioplásticos. La primera se llama colada en solución: una solución de polímero, en un solvente adecuado, se vierte en una capa delgada sobre una cinta que corre en un horno. La película resultante podría utilizarse para envasar alimentos o convertirse en una bolsa para alimentos domésticos húmedos.
Con el segundo método, Bátori ha creado vasos y cubiertos a partir de la masa orgánica residual mediante moldeo por compresión: una vez utilizados, los platos pueden transformarse en compost o incluso consumirse.
Aunque aún quedan algunos problemas por resolver la investigadora confía en que sus bioplásticos puedan ser comercialmente válidos en un plazo de diez años.
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