Shein y Temu: su éxito es culpa de nuestra incompetencia, no de China o la globalización
La sobrerregulación europea, unida a la escasa inversión en I+D+i, ha debilitado el tejido productivo de España y de otros países europeos, exponiéndolos a la competencia de terceros países como China.
La irrupción masiva en el mercado europeo de los productos de Shein y Temu, compañías chinas especialistas en precios bajos, ha despertado una oleada de indignación entre los empresarios españoles.
Como ya informamos en Food Retail & Service, Francia ya ha tomado cartas en el asunto y debate promulgar una ley por la que las empresas que oferten más de mil productos diarios tendrán que aumentar sus precios progresivamente.
La propuesta, impulsada por el ministerio de Transición Ecológica, es un traje a medida para limitar el negocio de Temu y Shein, dado que no afectará a otras cadenas de fast-fashion como Zara o H&M.
Sin embargo, ¿es realmente la degradación del tejido productivo español (y europeo) achacable a estas compañías chinas?
Muchos sostienen que sí. "China nos está robando la cartera", expresa un director general del sector consultando por este medio. Las dos compañías se han aprovechado de una legislación laxa (la Unión Europea sólo cobra aranceles a partir de pedidos de 150 euros) para inundar el mercado de productos a bajo precio, fabricados bajo parámetros que no cumplen los requisitos europeos en materia laboral o medioambiental.
Sin embargo, otros expertos del sector consideran que la sobrerregulación impulsada por las instituciones españolas y comunitarias ha asfixiado el potencial industrial, productivo e innovador de España y Europa, haciéndolas más susceptibles de sucumbir a la competencia extranjera.
"En España y en buena parte de Europa nos hemos dormido. Mucha regulación, mucha ideología, mucho medioambiente, mucha prohibición, pero poca investigación. Hace unos pocos días leía que las cinco tecnológicas digitales más importantes de Estados Unidos invertían en investigación, en un solo año, el doble de lo que destina la Unión Europea en siete años", explica un experto en alimentación y gran consumo consultado por este medio.
"Los países desarrollados tenemos que competir en mercados abiertos haciendo cosas diferentes. Desde 2007, España va en caída libre. La productividad ha descendido y acabaremos siendo un país de camareros. Pero la culpa no es de la globalización, sino de nuestra incompetencia".
El origen del problema, prosigue el mismo experto, se encuentra en el 'cerrojazo' de Donald Trump a la globalización, con el incremento de aranceles y barreras al comercio. Esto "produjo un parón en las exportaciones de China, que ahora se encuentra con una grandísima capacidad industrial ociosa, con stocks infinitos no vendidos, que coloca como pueden. Temu se aprovecha de esto", insiste.
Sin embargo, en opinión de este experto, la solución pasa por más globalización, no menos. De hecho, Europa también exporta a China muchos productos a los que no se aplican aranceles.
"Nunca en la historia de la humanidad ha habido una ola de prosperidad más duradera que la globalización. Es la base del desarrollo de todo el sudeste asiático, China, India y algunas naciones africanas. Pero claro, hemos dejado de fabricar textil en España, mantas en Béjar, muebles en Lucena, juguetes en Onda. Todo el mundo ha empezado a comprar de todo, al mejor precio, y la inflación ha sido negativa o inexistente durante años".
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