7-Eleven ha anunciado en la mañana del jueves un plan de transformación para reimpulsar su negocio de proximidad.
El conglomerado japonés, que opera 85.000 tiendas en Japón, Estados Unidos y el Sudeste Asiático, se ha visto obligado a mover ficha para evitar la depreciación de su valoración y responder a la oferta de compra de 47.000 millones de dólares formulada por la canadiense Alimentation Couche-Tard, que ya trató de hacerse con Carrefour en 2021.
La revolución ha comenzado en la cúspide. Stephen Dacus, miembro del comité que evalúa la propuesta de adquisición por parte de Couche-Tard, ha sido nombrado nuevo consejero delegado en reemplazo de Ryuichi Isaka.
El estadounidense es el primer extranjero —no japonés— en alcanzar el máximo rango del conglomerado, pero su experiencia en el país asiático no es menor: fue CEO de Walmart Japón entre 2011 y 2015, y desde entonces ha estado ligado a diferentes empresas niponas como Sushiro Global Holdings.
7-Eleven también ha anunciado que venderá su negocio de megatiendas por 5.370 millones de dólares, con la intención de concentrarse en el formato de tiendas de conveniencia. Además, la compañía ha decidido recortar su holding bancario y listarse en Bolsa en Norteamérica.
Por otra parte, el gigante japonés recomprará acciones por valor de 2 billones de yuanes (13.400 millones de dólares), según ha explicado en comunicado.
A finales de febrero, la familia fundadora retiró su propuesta de comprar el grupo a cambio de 58.000 millones de dólares debido a la falta de financiación. En caso de cerrarse la adquisición por parte de Couche-Tard, ambas formarían el grupo de conveniencia más grande del mundo.
