Aurelio del Pino (ACES): "Máximo compromiso"

Las aportaciones de los estudios académicos en materia de innovación ponen de manifiesto que hay varios factores que determinan la intensidad y aceleran los procesos de innovación en las empresas, como los condicionantes del sector y su estructura competitiva sectorial, el marco social y económico, las exigencias regulatorias y el entorno tecnológico.

En un sector maduro y consolidado como puede ser el de la distribución de bienes de gran consumo con base alimentaria, el grado de competencia y rivalidad en el mercado español estimula la incorporación de innovaciones en procesos dirigida a la mejora de la eficiencia empresarial, pero también de una innovación abierta que engloba a los agentes implicados en las cadenas de valor de los productos que se comercializan. Esta es una constante en las últimas décadas, que ha llevado a la distribución española a ser un ejemplo de eficacia y eficiencia, y que ha permitido superar con éxito todos los sucesos recientes que han acontecido.

También han sido muchos y profundos los cambios sociales y económicos. Hemos tomado conciencia de las transformaciones en el comportamiento de los consumidores, condicionadas por los distintos escenarios que hemos atravesado, y por nuestras políticas comerciales, adaptadas a sociedad. Nuestro propósito está muy claro: el compromiso con el ciudadano y con cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria y de gran consumo.

Nuestra posición es realmente compleja pues tenemos que conciliar el interés de los consumidores con nuestra responsabilidad como eslabón final de la cadena. Por este motivo, las dinámicas nos llevan constantemente a la redefinición de los surtidos, buscando incorporar soluciones de consumo a las necesidades de una clientela cada vez más exigente y heterogénea en un entorno económico muy marcado por las presiones inflacionistas.

Las restricciones normativas, especialmente en el ámbito medioambiental y tributario, suponen una sobrecarga de costes económicos y burocráticos. Cada eslabón de la cadena ha reducido sus márgenes al máximo para disminuir la inflación y, además, adaptar los modelos comerciales a determinadas exigencias regulatorias, muchas veces injustificadas o desproporcionadas, para lo cual ha sido necesario incrementar la innovación en procesos y gestión del negocio.

El desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías y sus aplicaciones permite la incorporación de infinidad de soluciones para seguir incrementando la eficiencia de nuestro sector, apoyándonos en el talento de los profesionales que trabajan en el mismo, en todas y cada una de las múltiples facetas de nuestra actividad, desde el mayor conocimiento del cliente, la cadena de aprovisionamiento, la gestión comercial, etc.

TRIPLE TRANSFORMACIÓN

Estos ingredientes nos permiten decir que, más allá de la innovación, nuestro sector tiene ante sí el reto de un profundo proceso de transformación. A finales de 2022, el estudio realizado por EuroCommerce y McKinsey planteó la triple transformación en materia de sostenibilidad, de digitalización y de las habilidades y el talento para 2030.

En la transformación hacia la sostenibilidad, se trataría de paliar el impacto de la volatilidad de los precios de la energía y promover la circularidad en las cadenas de valor. En la transformación digital, el reto es lograr una distribución verdaderamente omnicanal que brinde una experiencia perfecta a los clientes e impulse la automatización en toda la cadena de valor. En cuanto a habilidades y talento, tenemos que fomentar la capacitación y el aprendizaje, y apoyar la evolución de habilidades y roles, haciendo nuestro sector atractivo para el desarrollo profesional de los trabajadores.

Para todo esto, nuestro sector necesita un marco institucional y jurídico estable, y una gulación previsible que facilite las adaptaciones de las empresas a los nuevos desafíos. Para ello, continuaremos apostando por una comunicación fluida con la sociedad y las administraciones públicas a todos los niveles, que nos permita una adecuada toma de decisiones en pro de los principios de libertad de la empresa y de una mejora del funcionamiento de la economía, la sostenibilidad y la calidad de vida de todos los ciudadanos.

Del mismo modo, seguimos reclamando una reducción de las trabas para la actividad de las empresas y la eliminación de los obstáculos para el ejercicio de la actividad comercial en un entorno cada vez más competitivo entre los distintos formatos comerciales y el comercio electrónico.

En el informe de McKinsey mencionado, se elevaban a 600 mil millones de euros las inversiones necesarias a nivel europeo. Nuestro sector, sin embargo, ha quedado fuera del foco de los grandes programas de ayudas de los fondos de recuperación y resiliencia.

Por este motivo demandamos, aunque sea, una contención de los costes regulatorios, tributarios, energéticos y medioambientales, ya que se ha visto, en el caso del impuesto sobre los envases de plástico y otras medidas ambientales, cómo estos costes tensionan la cadena de valor agroalimentaria.

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