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La "triple sostenibilidad" que debe asumir el ecommerce

Las cadenas de supermercados afrontan el reto del comercio electrónico con muchos retos aún por delante.

A.G.

11 de abril 2018 - 14:59

Imagen en una tablet de un supermercado online
Imagen en una tablet de un supermercado online / Redacción FRS

Recordando las notas que se ponen en los colegios, se puede decir que las cadenas de supermercados en España progresan adecuadamente en el negocio online, aunque en el apartado de observaciones vemos que tienen varios retos por delante. El ecommerce alimentario sigue siendo mínimo en nuestro país y las compañías de distribución trabajan para que poco a poco se convierta en una referencia de los consumidores en sus compras. Para ello, el sector lo tiene claro: el negocio online debe cumplir tres importantes retos para ser un complemento de las tiendas físicas.

Ignacio García Magarzo, director general de la patronal Asedas, habla de una "triple sostenibilidad", adelantando que en el sector existe la percepción de que el desarrollo del ecommerce alimentario es perfectamente compatible con el negocio de proximidad, tan arraigado en España. Ese triple reto a nivel digital consiste, básicamente, en ser sostenible en tres facetas: económica, social y medioambiental.

En el primer punto, García Magarzo alerta sobre los costes que se mueven en el formato de venta digital, sobre todo relacionados con el reparto de los pedidos al domicilio de los clientes. "Es difícil evitar que el comercio online no suponga un sobrecoste en las entregas a domicilio. Esta entrega tiene un coste añadido y real que todas empresas están aplicando a su negocio online", ha señalado, recordando que los precios que se mueven en alimentación en España son los más competitivos de Europa.

En cuanto al reto social, el directivo ha recordar el objetivo de las cadenas de supermercados de facilitar una alimentación sostenible a la población. En ese sentido, ha indicado que el ecommerce se mueve principalmente en grandes núcleos urbanos, pero hay poblaciones a las que es más difícil llegar. "En España todos los ciudadanos tienen cerca de su domicilio un supermercado. Hay un supermercado por cada 2.000 habitantes. Y el online solo llega a unos puntos concretos, sobre todo urbanos. El gran reto es que el comercio electrónico en alimentación dé servicio a toda la población", ha apuntado.

"Hay un supermercado por cada 2.000 habitantes. El ecommerce solo llega a unos puntos concretos, sobre todo urbanos"

Por último, y el más extenso, es el reto medioambiental. "Hemos constatado que los consumidores no perciben el impacto medioambiental que supone el comercio electrónico. No nos hemos cuestionado la eficiencia medioambiental de este formato en alimentación", reflexiona. En ese sentido, García Margarzo subraya que las entregas de pedidos supone un mayor transporte que el tradicional, en el que un gran vehículo lleva a un determinado supermercado en horas nocturnas un gran número de productos. "Y el 85% de los consumidores hacen la compra andando". "Sustituir el acceso cotidiano a la alimentación por otro sistema como el online tiene un impacto en la sostenibilidad medioambiental evidente. Por ello, la evolución del comercio online va a tener en cuenta la necesidad de ser compatible con este impacto medioambiental", concluye.

"Hemos constatado que los consumidores no perciben el impacto medioambiental que supone el comercio electrónico"

En la actualidad, no hay datos que registren el impacto medioambiental que está provocando el ecommerce alimentario, aunque está claro que "el impacto es seguro". Haciendo autocrítica, las cadenas de supermercados están trabajando e invirtiendo para que sus sistemas de transporte sean lo menos perjudiciales posible para el medio ambiente. "Las empresas están teniendo en cuenta todo esto. De hecho, se están diseñando vehículos específicos para el reparto de pedidos", añade García Magarzo. Además, se está trabajando con los ayuntamientos para crear planes de movilidad y sostenibilidad que asuman el crecimiento del ecommerce previsto para los próximos años. Sobre todo son las ciudades más preocupadas por la contaminación (léase Madrid o Barcelona) las que están viendo con más detenimiento este asunto.

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