Los precedentes de los topes a los alimentos
La propuesta de poner un tope al precio de ciertos alimentos no es nueva: otros países la han adoptado con resultados diversos
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no dejó a nadie indiferente con la propuesta que puso sobre la mesa este lunes. Cree que hay especulación en la distribución alimentaria y que "alguien se está enriqueciendo por el camino".
Su idea para amortiguar el incremento de los precios de los alimentos básicos consiste en crear una lista de entre 20 y 30 productos y ponerles un tope de precio. Para ello, pretende sentarse con los principales supermercados, sus representantes, así como los consumidores y sus asociaciones más importantes.
De momento no hay nada en firme y ni siquiera el ala socialista del Gobierno se ha pronunciado. Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, es el único que habló del asunto, aunque antes de que se conocieran las declaraciones de Díaz: cree que fijar un precio para los productos alimentarios no es posible legalmente ni tampoco "deseable".
Lo cierto es que no faltan los ejemplos de gobiernos que han adoptado una cesta de la compra básica, con el objetivo de que las familias con menos recursos puedan manejar la elevada inflación. En 2011, en medio de la llamada Gran Recesión, se vivieron tasas de inflación elevadas, especialmente en los alimentos.
Francia, 2011
Mientras que la alimentación general acumulaba un encarecimiento del 2% anual en Francia, otros productos básicos como el café, la harina o la pasta se elevaban hasta el 20%. La receta del presidente Nicolas Sarkozy fue reunirse con las grandes superficies para que propusieran una lista de alimentos que los consumidores pudieran adquirir a un precio reducido.
Aquella propuesta estaba compuesta de 10 productos que mantuvieran una buena relación entre calidad y precio. Asimismo, se incluyeron productos variados, como una pieza de carne, pescado, fruta, verdura, un lácteo y alguna bebida. El hipermercado Carrefour incluyó en su cesta de la compra básica, por 19 euros, dos piezas de carne (ternera y pollo), una de pescado, patatas, zanahorias, calabacines, pan, queso fresco y zumo de naranja.
Esa misma cadena adoptó un año después, en 2012, una nueva política: bonificar el IVA a las familias numerosas, así como ya lo hacía con los mayores. Seleccionó una serie de productos frescos que representaban el 53% de las compras de alimentación. El ahorro total se estimó entre 230 y 260 millones de euros al año.
Argentina, 2016
En mayo de 2016, Argentina sufría un aumento de precios que también afectaba a los alimentos. La campaña, llamada "Precios Claros", tenía como razón de ser combatir esa inflación por medio de la transparencia. La primera medida era crear una plataforma web en la que se indicaran los precios de los productos de los supermercados.
El gobierno de Mauricio Macri, presidente por entonces del país, elaboró una lista de 500 productos cuando llegó al poder. Una vez pasó el tiempo, la lista quedó en 400 alimentos que incluían carne, frutas, verduras y pan. Esos alimentos, que alcanzaban hasta 23.000 productos, congelaron sus precios durante cerca de cinco meses, hasta principios de septiembre.
Entre otros alimentos se incluían arroz, pan, harinas, patatas, azúcar, dulce de leche, salsa de tomate, leche, yogur y carnes. Asimismo, se incluían otros productos como artículos de librería, limpieza e higiene personal.
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