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Operación Tag: nuevo fraude que afecta al sector del vino

Redacción

23 de julio 2018 - 11:59

La Guardia Civil, en el marco de la operación Tag, ha desmantelado una organización criminal dedicada a la falsificación, distribución y venta de vinos falsificados de prestigiosas marcas, procediendo a la detención de cuatro personas y a la investigación de otras cuatro por los supuestos delitos de pertenencia a organización criminal, contra la propiedad industrial, contra la salud pública, estafa y blanqueo de capitales.

En la operación se han realizado seis registros de manera simultánea en las provincias de Madrid, A Coruña y Málaga, siendo tres de ellos en domicilios de los principales responsables de la red y los otros tres en sedes mercantiles al tratarse de un restaurante y una nave.

En estos registros los agentes han hallado numerosos efectos y documentos relacionados con la investigación, entre los que destacaban más de 1.600 etiquetas falsificadas de diferentes marcas, 28 botellas de vino falsificadas, sellos, tampones, multiherramientas, troqueladoras, moldes y planchas metálicas, etiquetas y contraetiquetas, cajas de embalaje de madera a nombre de una de las empresas perjudicadas, así como diverso material informático e impresoras.

Asimismo, se ha intervenido documentación comercial que acredita las actividades ilícitamente desarrolladas y que permitió comprobar la venta de más de 1.500 botellas de vino de diferentes marcas desde el año 2014, estimando que el grupo ha podido obtener un beneficio de más de un millón y medio de euros.

El grupo ha podido obtener un beneficio de más de un millón y medio de euros

La investigación se inició el pasado mes de octubre a raíz de una denuncia presentada en la localidad de Navalcarnero (Madrid) por el responsable de una prestigiosa empresa de vino donde manifestaba sus sospechas sobre la venta de botellas de su marca a través de una página web que podían ser falsas. Por tal motivo, los agentes pudieron constatar a través del análisis del portal web de venta que efectivamente se estaba comercializando esta marca y por la que en algunas ocasiones el precio de venta al público de la botella falsificada ascendía a más de 1.900 euros. Continuando con la investigación, se pudo conocer que había más marcas perjudicadas.

Para la falsificación y venta, la organización adquiría vino con propiedades similares y de la misma denominación de origen, pero a un precio mucho más económico. Posteriormente, lo envasaban en botellas con características similares. También adquirían corchos y tapones parecidos a los de las marcas para serigrafiarlos con una máquina de fabricación casera que habían diseñado para estampar los logos y anagramas. En cuanto a las etiquetas y las contraetiquetas las adquirían en una imprenta de A Coruña, aunque la organización disponía de un taller donde con sistemas informáticos avanzados las conseguían escanear, procesar e imprimir.

Una vez finalizado el proceso de falsificación procedían a la venta y distribución del vino a través de tres vías. La más habitual era mediante un portal web especializado en vinos en el cual algunas de sus botellas se vendían por más 1.900 euros. También utilizaban como establecimiento de venta un restaurante situado en A Coruña o una página web dedicada a las subastas a nivel internacional.

Cabe destacar, que en los registros practicados se ha encontrado cajas de madera, ceras de lacre, cápsulas de botellas de diferentes colores así como collarines y bases metálicos con los que los encartados adornaban y terminaban las botellas para darles un aire más convincente y exclusivo.

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