Comer bien podría ahorrar 14.000 millones al Estado
Unos malos hábitos alimenticios no solo derivan en problemas de salud, sino que afectan también al medioambiente, debido al modelo de producción que conllevan.
Una adecuada alimentación podría ahorrar más de 14.000 millones de euros al Sistema Nacional de Salud. Es la principal conclusión que se desprende del informe 'Alimentación, factor de salud y sostenibilidad', impulsado por Cariotipo Lobby & Comunicación, con el apoyo de la CEOE y la Fundación Española del Corazón.
El informe analiza los retos a los que se enfrentan los distintos actores implicados en la cadena alimentaria, en el ámbito de la salud, la política, el medioambiente, la economía, la gobernanza, la comunicación o la genómica y destaca que la coordinación entre instituciones, empresas del sector alimentario, expertos en nutrición y profesionales de la comunicación, es fundamental para conseguir una sociedad correctamente informada en un ámbito tan esencial como es la alimentación.
En definitiva, informan los organizadores del estudio en un comunicado, si proyectamos al caso español las tendencias observadas en otros estudios de la experiencia comparada, podríamos estimar que una adecuada alimentación supondría un ahorro para el Sistema Nacional de Salud (SNS) de unos 14.300 millones de euros.
Tal y como ha explicado durante la presentación del informe el Dr. Carlos Macaya, presidente de la Fundación Española del Corazón, “una alimentación saludable es clave durante todas las etapas de la vida, ya que puede prevenir enfermedades y, además, es importante en las personas de edad avanzada porque evita deficiencias nutricionales y mantiene una mayor calidad de vida”. Sin embargo, la realidad es que el número de personas con obesidad se ha triplicado en los últimos cuarenta años, siendo cada vez más alarmante esta patología en la infancia. De hecho, la obesidad infantil y juvenil en España tiene una prevalencia del 10,30% .
Por su parte, Julio Sánchez Fierro, abogado, doctor en Ciencias de la Salud y exsubsecretario del Ministerio de Sanidad, ha destacado la necesidad de poner en marcha normas incentivadoras y de apoyo a las políticas alimentarias. “Las cifras actuales exigen actuación y coordinación por parte de las instituciones, tanto en el ámbito nacional como internacional: 700 millones de personas con hambre crónica, 3,4 millones de personas mueren de obesidad y sobrepeso y 161 millones de niños menores de cinco años sufren de retraso en el crecimiento”, apunta Sánchez Fierro.
Comunicación, fake news y crisis alimentarias
El exceso de información en el que nos sumerge el universo online, hace que, a menudo, el usuario no se pare a valorar si lo que está recibiendo es contenido objetivo, sustentado sobre fuentes acreditadas, o si se trata solo de una opinión fundada en argumentos poco sólidos.
De hecho, el 57% de los españoles admite haber considerado como cierta una noticia que no lo era relacionada con el sector alimentario . Además, según datos de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), el 30% de las fake news que podemos encontrar en la red son sobre alimentación.
Los expertos en nutrición llevan tiempo alertando de cómo fuentes no oficiales y pseudoprofesionales están monopolizando la comunicación de la “dieta saludable” en medios de comunicación y RR.SS. “El problema es que este tipo de informaciones sin respaldo científico, que se transmiten a través de los medios de comunicación, pueden poner en serio riesgo la salud pública”, afirma Carmen Mateo, presidenta de Cariotipo y coordinadora del informe.
En esta línea, añade que para luchar contra la desinformación es fundamental la “coordinación entre instituciones, empresas del sector alimentario, expertos en nutrición y profesionales de la comunicación”, para conseguir una sociedad correctamente informada en un ámbito tan esencial como es la alimentación.
En relación a las crisis alimentarias, la Dra. María Dolores Rubio, directora médico del Hospital Dr. Rodríguez Lafora (Madrid), ha incidido en la responsabilidad de todos los actores de la cadena alimentaria. “Es cierto que pueden existir problemas en los circuitos de producción; sin embargo, la responsabilidad de las enfermedades transmitidas por alimentos no es siempre del productor, sino que una buena parte de estas son causadas por alimentos que han sido preparados o manipulados incorrectamente en los puntos de venta o en los hogares”. En este sentido, explica que una buena estrategia de comunicación es un elemento clave para facilitar el éxito en la gestión de una crisis alimentaria. “El mensaje debe ser objetivo, claro e inequívoco, priorizándose en todo momento la salud pública”.
Alimentación y medioambiente
Unos malos hábitos alimenticios no solo derivan en problemas de salud, sino que afectan también al medioambiente, debido al modelo de producción que conllevan.
Cuando hablamos del impacto de la alimentación, se debe hacer un análisis del “ciclo de vida” de un producto: El uso de insecticidas y otros componentes, en muchos casos, tóxicos y peligrosos; el transporte de alimentos, que está siendo muy revisado, con el objetivo de encontrar alternativas que reduzcan el impacto medioambiental; la generación de envases para la conservación de alimentos; y el desperdicio de los alimentos, que genera una gran cantidad de residuos. En Europa, se desperdicia el 30% de los alimentos, lo que equivale a 179Kg por persona al año.
En este sentido, las empresas, ya sea por obligaciones derivadas de su normativa nacional o por exigencias del mercado, están evolucionando “hacia modelos mucho más sostenibles, empleando variables como la reducción de la huella de carbono, el análisis del ciclo de vida del producto y, especialmente, por una orientación hacia un modelo de economía más circular”, afirma Miguel Aguado, socio director de B Leaf.
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