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Un plan para reducir los niveles de acrilamida en los alimentos

La UE exigirá esta medida a las empresas alimentarias a partir de abril de 2018.

Redacción

29 de enero 2018 - 13:06

Laboratorio químico de Ainia
Laboratorio químico de Ainia / Archivo

Las empresas de alimentación que producen alimentos susceptibles de presentar acrilamida, una sustancia con riesgo para la salud, deben realizar un plan de control para conocer los niveles de esta sustancia en sus productos y aplicar medidas para disminuirlos, según el nuevo reglamento europeo que entrará en vigor en abril de 2018.

En este sentido, Ainia ha puesto en marcha un servicio especial para ayudar a las empresas, especialmente a las pymes, a cumplir con los criterios de control y mitigación de acrilamida en los alimentos establecidos por la UE, mediante la realización de análisis, estudios de mitigación a medida de cada proceso/producto y el diseño de los planes de control necesarios.

La acrilamida es una sustancia química que se crea en productos que contienen almidón durante el cocinado a altas temperaturas

La acrilamida es una sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón, durante procesos de cocinado a altas temperaturas (más de 120ºC) y con poca humedad. Se forma principalmente en alimentos ricos en hidratos de carbono (horneados o fritos) como pueden ser las patatas fritas, la bollería o los alimentos infantiles elaborados a base de cereales.

MANTENER LA CALIDAD Y EL SABOR

La acrilamida se considera un contaminante y como tal, las empresas alimentarias deben contemplarlo en su sistema de análisis de peligros y puntos de control crítico (APPCC) para cada línea de producción y producto específico, explican desde Ainia.

El nuevo reglamento establece unos niveles de acrilamida determinados para cada grupo de productos y ante ello, las empresas cuyos productos superen los niveles establecidos deberán adoptar medidas para la reducción de los mismos, bien modificando la formulación o los ingredientes, los procesos de producción, los tratamientos térmicos o cualquier otro condicionante identificado; sin que por ello se vea afectada la calidad y la seguridad microbiana del alimento, ni sus características sensoriales.

En caso de que los niveles de acrilamida en sus productos sean superiores a los de referencia, las industrias deberán revisar las medidas de mitigación actuales; adoptar medidas de mitigación adicionales; y realizar un nuevo muestreo y análisis para comprobar la validez de las medidas adoptadas.

SERVICIO DE AYUDA A PYMES

“Si bien las grandes empresas tienen establecidos sus planes de control y medidas de mitigación respecto a la formación de acrilamida en sus productos, muchas medianas y pequeñas empresas van a tener en los próximos meses que hacer un gran esfuerzo ya no sólo en control analítico, también en medidas de calidad, cambio en sus sistemas de procesados térmicos, reformulación de recetas, etc. Por ello, hemos puesto en marcha un servicio integral que les ayude a encarar la adaptación en los próximos meses”, señala Vicenta Pérez, especialista en el control de puntos críticos (APPCC) de Ainia.

El objetivo final de Ainia es encontrar soluciones para reducir la exposición a la acrilamida en la dieta de los consumidores

Este servicio especial puesto en marcha por el centro tecnológico consta de diseño del plan de muestreo ajustado a las características de la empresa y sus productos; análisis y comprobación del cumplimiento de los niveles de referencia en acrilamida; revisión e inclusión en el sistema APPCC de la empresa de los nuevos requisitos en relación con la acrilamida; identificación de las medidas de mitigación que sea necesario aplicar para reducir los niveles de acrilamida de los productos analizados; y comprobación final de la eficacia de estas medidas.

“El objetivo final que perseguimos es encontrar soluciones apropiadas y prácticas para reducir la exposición a la acrilamida en la dieta de los consumidores ya que, aunque su presencia en los alimentos no se puede erradicar totalmente, sí se puede reducir su nivel”, señala Vicenta Pérez.

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