El 'bag in box' ha ido ganando terreno en los últimos años en gran consumo en mercados como Francia, Escandinavia o Portugal. Sin embargo, en España su presencia en los lineales de supermercados e hipermercados sigue siendo minoritaria.

Así lo asegura el experto en retail Bruno Fernández Lores, quien apunta a las "numerosas ventajas" de este formato y se pregunta por qué España se resiste a adoptarlo en el sector del vino.

A este respecto, recuerda algunos de esos beneficios: "Este formato, al reducir el uso de vidrio y optimizar el transporte, conlleva una reducción de la huella de carbono. Pero es que prolonga la vida útil del vino una vez abierto, al evitar la oxidación; y además, es más económico tanto para productores como para consumidores".

Además, señala que en el vecino Portugal, "su incorporación ha sido impulsada por bodegas y distribuidores que han sabido comunicar sus ventajas", mientras que en España "persisten prejuicios sobre su calidad y percepción de 'vino barato', cuando en realidad ya hay vinos de excelente nivel en este formato", asegura.

Fernández Lores cree que la hostelería y la venta online podrían beneficiarse mucho del 'bag in box': "menos peso, menos desperdicio y mayor frescura". 

Por su parte, José Miguel Flavián, especialista en gran consumo, recuerda también que este formato está muy presente en el Reino Unido: "Encuentro que es un mercado mucho más flexible con los formatos, y creo que es bueno para la generación de valor. Se ve también vino en lata, en formato de una porción, para poder tomarlo durante un almuerzo en día de trabajo, por ejemplo", apunta.