La producción de algas en España crece el 388%
Las trabas burocráticas y la falta de experiencia en el sector, claves en las dificultades para consolidar el sector en nuestro país, que todavía cuenta con un tamaño reducido, a pesar del boom.
El cultivo de macroalgas en España representa menos del 0,002% del total de la acuicultura, una cantidad pírrica que deja un amplio margen de crecimiento para un mercado que, según algunos expertos, se ve ralentizado por ciertas complejidades administrativas para iniciar la actividad.
El porcentaje ha sido calculado a partir del último informe de la Asociación Empresarial de Acuicultura Española (Apromar), que estima que la cosecha de acuicultura en el país supera las 327.000 toneladas, de las que apenas 5 provienen del cultivo de macroalgas (comúnmente identificadas como algas, a diferencia de las microalgas, que son organismos microscópicos).
El catedrático de Botánica de la Universidad da Coruña Javier Cremades atribuye la situación a una "falta de tradición y experiencia" con este cultivo, así como a dificultades burocráticas.
"Estamos muy atrasados en este tema. No hay tradición en el cultivo ni en el consumo de algas. La mano de obra es escasa y para conseguir concesiones hay mucha burocracia. Una empresa que quiera empezar puede estar dos o tres años de papeleos previos hasta que le dejen un sitio para cultivar", relata Cremades.
El cultivo de macroalgas enfrenta también "problemas de rentabilidad y falta de mercado", abunda el experto, que relata casos de emprendimientos que tras años de inversiones tuvieron que abandonar por no poder vender el producto.
"Hay un montón de imponderables que si tú no tienes experiencia y no sabes, pues es muy difícil empezar. Es casi como una especie de artesanía. El artesano cuando ya sabe su oficio, pues hace las cosas bien, pero no se empieza de un día para otro", ha explicado Cremades.
Sector en desarrollo
En España, la mayor parte de las macroalgas se obtienen del medio natural sin mayor intervención humana que su recolección.
No obstante, y pese a las dificultades relatadas, existen iniciativas de acuicultura que producen especies de mayor valor añadido, por ser usadas para la alimentación humana directa o como fuente de compuestos bioactivos, destaca Apromar.
Las especies que se cultivan actualmente son el "kombu de azúcar", la "lechuga de mar" y algas rojas conocidas bajo el nombre de "ogonori", la mayoría en Galicia (83%) y el resto en Andalucía (17%).
La situación en Europa es similar y el cultivo comercial de macroalgas supone sólo el 4% de la producción total de este producto en el continente, mientras que el resto (96%) proviene de plantaciones naturales.
A nivel mundial, la producción de algas es la segunda mayor actividad de la acuicultura, con 35,1 millones de toneladas cosechadas en 2020 (28,6% del total) por valor de 16.541 millones de euros (5,9% del total).
Europa no representa ni el 1% de esa producción mundial, que se concentra casi en su totalidad en Asia (97%), donde el 99% proviene de cultivos y sólo el 1% de poblaciones naturales.
Partiendo de niveles tan escasos, la producción de macroalgas en España tiene una tasa crecimiento del 388%, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
A nivel mundial, esta tasa es del 7%, superior al de la agricultura (2%), ganadería (2,6%) o pesca (0,1%).
Valor nutricional y medioambiental
Se trata de un producto al que se le atribuye un amplio potencial para la alimentación humana y el impulso de dietas más sanas, así como para reducir las emisiones de CO2 y abordar la contaminación del agua.
Conocidas son sus aplicaciones como materia prima para la fabricación de otros productos en la industria alimentaria, agraria, textil, biomédica y farmacéutica, pero ahora ha comenzado a ganar interés también en la alimentación humana directa por sus propiedades nutricionales.
"Hay millones de productos de uso cotidiano que llevan compuestos de algas, desde una crema de dientes hasta un yogur o el estampado en una camiseta. Actualmente tienen gran interés para la alimentación humana, algo que es un poco reciente en Europa pero que es tradicional en países asiáticos", comenta César Peteiro, investigador del Centro Oceanográfico de Santander.
Peteiro, que es experto en biología y cultivo de macroalgas marinas, explica que tienen excelentes características nutricionales y organolépticas, además de propiedades terapéuticas y dietéticas.
Su impulso llega también por su contribución a la sostenibilidad, ya que pueden directa e indirectamente contribuir a fijar carbono de la atmosfera y oxigenar las aguas, explica Peteiro.
El experto destaca que se trata de un cultivo ejemplar de la economía circular ya que puede absorber y reciclar parte de los nutrientes inorgánicos (nitratos, amonio y fosfatos) producidos por los cultivos del mejillón y peces.
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