Michel Biero, presidente de Lidl Francia, sigue dando muestras públicas de apoyo al sector primario.

En un momento en que las cadenas de distribución han incrementado la presión sobre sus proveedores con la intención de recuperar los márgenes perdidos durante la coyuntura inflacionaria, el presidente de Lidl ha reivindicado un "mayor equilibrio en las relaciones comerciales" en favor de los agricultores.

Cabe recordar que Biero, de orígenes campesinos él mismo, se ha mostrado siempre muy cercano con el sector primario, y en 2015 impulsó la creación de un stand de Lidl en el Salón Internacional de Agricultura para acercar posturas con sus proveedores agrarios.

La crisis reciente, desencadenada a inicios de año con motivo de las negociaciones del tratado de la UE con Mercosur, ha devuelto la cuestión agrícola al corazón del debate público, por lo que Biero no ha perdido la ocasión de ofrecer un diagnóstico y una propuesta de solución en ocho ideas, publicada en Le Journal du Dimanche en colaboración con el exministro Renaud Dutreil.

"Estas ocho ideas son fruto de una reflexión común para asegurar los ingresos de los agricultores y restablecer el equilibrio entre productores, industriales y distribuidores", ha explicado el directivo.

"Una reforma legislativa en profundidad, en particular de la Ley de Modernización de la Economía de 2009, nos parece tan crucial como urgente".

Una legislación "inestable, rígida y desequilibrada"

En la mencionada tribuna, Biero y Dutreil critican duramente la legislación francesa en materia de negociación comercial, a la que tachan de "inestable, rígida, desequilibrada y tan singular que no ha sido adoptada por ningún país".

"Ningún país ha reglamentado tanto el comercio como Francia", sostienen los autores.

"Se debe preservar un modelo agrícola a la medida del ser humano, en el que el trabajo de la tierra permita a los agricultores vivir dignamente al tiempo que participan de la transición climática y del progreso de la salud pública", proponen.

"La legislación del comercio, desde la ley Galland, se ha convertido precisamente en algo que no se entiende: en un juego de eternos engaños. Los ciudadanos quieren que, por el contrario, la ley asegure la libertad del comercio, proteja a los actores de escala humana, garantice la transparencia y sea tan sencilla como sea posible".

Ocho ideas para resolver la cuestión agraria

Las ocho ideas del directivo y el exministro, que se confiesan afines a un mismo ideario, son las siguientes:

1. Asegurar al agricultor un ingreso básico.

2. Acordar con los agricultores que, a cambio de este ingreso, cumplan con tres grandes misiones de interés general: A) la conservación de la biodiversidad; B) la descarbonización de la producción; C) la conservación de la forma de vida.

3. Mejorar la transparencia sobre la formación de los precios.

4. Definir una base de precios para el proveedor sobre la base de los costes de producción.

5. Suprimir el umbral de reventa a pérdida del 10%, que no tiene en cuenta la protección del ingreso agrícola.

6. Autorizar las negociaciones entre proveedores y distribuidores todo el año. (Cabe recordar que, a día de hoy, la legislación de Francia fija periodos especiales y cerrados para la negociación de plantillas, al contrario que en el resto de Europa y España).

7. Proteger el valor de las marcas nacionales, locales e internacionales, prohibiendo las prácticas comerciales destructivas de "brand value".

8. Someter a debate en el parlamento una ley global, que pueda evaluarse en términos sociales y económicos al término de la legislatura.