No es fácil distinguir cuándo una persona cambia de opinión y cuándo se trata, sencillamente, de política.
A veces, las coincidencias se dan de manera natural. Esto es lo que debe pensar Doug McMillon, consejero delegado de Walmart, que ha operado uno de los giros ideológicos más estridentes de los últimos años. Su caso encierra valiosas lecciones de cómo no gestionar la comunicación de una gran empresa.
Los altos directivos están sometidos al escrutinio de los medios de comunicación, de los consumidores y de los accionistas. Esto les obliga a decir cierto tipo de cosas con las que no siempre comulgan. Pero deberían evitar expresarse de manera muy vehemente sobre ciertos temas si luego existe la posibilidad de que cambien de opinión en función del clima del momento.
En 2017, después de unos disturbios en Charlottesville (Virginia), McMillon comentó que Donald Trump había perdido "una oportunidad crítica para ayudar a unir este país y rechazar de manera inequívoca las horribles acciones de los supremacistas blancos".
Después de la muerte de George Floyd en mayo de 2020, los gestos a favor de la diversidad y la inclusión por parte del directivo se sucedieron. Era la época en que estaba de moda pintar el logo corporativo de colores y lanzar campañas publicitarias con personas de toda raza y condición sexual. En junio de 2021, Mcmillon llegó incluso a acusar a Trump de promover los disturbios de activistas de derecha.
Ahora, una vez reelegido el republicano, el CEO de Walmart ha adoptado un tono conciliador, incluso adulador.
A penas un mes después de las elecciones, McMillon anunció que daba por terminadas sus iniciativas en diversidad, igualdad e inclusión. Walmart ha dejado de ofrecer contratos a proveedores con criterios raciales y de género, de proporcionar formación en igualdad racial y de promover los derechos LGBT+.
Es cierto que el gigante de Arkansas se enfrentaba a amenazas de boicot por parte de grupos conservadores, pero nadie obligó a McMillon a posicionarse políticamente en el pasado. Tampoco le obliga ahora. Tal vez, debería haber adoptado una postura que pudiese mantener a lo largo del tiempo.
La credibilidad, después de todo, es importante cuando se trata de un personaje público.