Los planes de diversidad, equidad e inclusión llegaron a España por influencia del mundo anglosajón, pero se han convertido en un elemento más de nuestra vida corporativa.

Desde la vuelta al poder de Donald Trump, que ha declarado la guerra a esta clase de programas, muchos se preguntan si no tendrán los días contados.

En Estados Unidos, cadenas como Walmart o Target han anunciado que darán marcha atrás en sus planes 'woke', y otras muchas compañías han comenzado a rebautizar sus programas para suavizar la carga ideológica. Pero, ¿cómo de probable es una regresión en España?

En nuestro país, miles de compañías han adoptado programas de discriminación positiva a favor de colectivos considerados vulnerables, principalmente mujeres, homosexuales y minorías raciales. Y las empresas con plantillas de más de 50 trabajadores están obligadas por ley a contar con un plan de igualdad.

"Este sector sigue teniendo un déficit de mujeres y debemos trabajar en este sentido. En el camino hay algunas que tiran la toalla; debemos preguntarnos el porqué", comenta Ignacio González, presidente de Aecoc, la patronal que reúne a distribuidores y fabricantes de gran consumo.

Las empresas del sector, señala González, "no tienen previsión de dar marcha atrás en estas políticas".

Por el contrario, muchas enseñas siguen avanzando en esta dirección.

Hace menos de un año, Alcampo aprobó su tercer Plan de Igualdad, que prevé más discriminación positiva a favor del sexo infrarrepresentado —a veces, también los hombres— y más conciliación familiar. Mercadona y Carrefour firmaron sus respectivos planes en 2024.

Eroski también ha hecho de la conciliación una prioridad, dado que lo considera "una palanca para mitigar brechas e impulsar la equidad". Esta misma semana, la cooperativa vasca ha firmado nuevos acuerdos para promover la diversidad en el lugar de trabajo.

Otras compañías como Consum vienen revisando desde hace años su política de salarios para evitar la discriminación.

Muchas en la base, pocas en la cúspide

No obstante, el trabajo por hacer es todavía grande. Como apunta la directora comercial de Bon Preu, Anna Font: "La base está muy feminizada, pero en los puestos de responsabilidad ha habido, y aún hay, muchos más hombres que mujeres".

Según datos de Asedas, la principal patronal de supermercados, las mujeres representan el 65,5% de los trabajadores en el sector.

Pero a medida que se asciende en la escalera, la presencia de las mujeres disminuye. En el conjunto de los comités de dirección de las siete principales cadenas de nuestro país —que aglutinan más del 57% del mercado—, sólo suponen el 33%, según datos recopilados por este medio. Entre las enseñas más inclusivas, Carrefour y Alcampo, la cifra asciende al 40%.

Sólo dos de estas siete cadenas cuentan con mujeres en lo más alto: Elodie Perthuisot, en Carrefour; y Rosa Carabel, en Eroski. En las empresas más pequeñas y familiares fuera de este top7, el porcentaje es probablemente menor.

El próximo sábado volveremos a ver banderas de colores de todo tipo, en ocasiones enarboladas por colectivos de empresa. También como fondo de los logos corporativos en redes sociales y centros de trabajo. Pero en lo que respecta a las empresas del sector, la búsqueda de una fórmula para cerrar la brecha continúa.