La ministra de Agricultura de Francia, Annie Genevard, se ha negado a firmar la instrucción para aplicar el nuevo sistema de etiquetado Nutri-Score por estar en desacuerdo con la nota que se da a ciertos productos lácteos, como el queso Roquefort y la leche desnatada.

"Todavía no he firmado, no sé qué margen hay para corregir los efectos negativos" del nuevo etiquetado, ha declarado en una intervención en el Senado, en alusión a la mala nota del Roquefort, considerada una de las banderas de la gastronomía francesa. La ministra también criticó que la leche desnatada y otros productos lácteos hayan resultado degradados en el nuevo sistema de evaluación del Nutri-Score.

Por su parte, países como Bélgica o Alemania han aplicado el etiquetado actualizado desde 2024. Los productos franceses que voluntariamente adoptaron esta notación en 2017 en forma de semáforo, que va del verde (A) para los productos más saludables, al rojo (E) para los menos, todavía no lo han hecho.

Del antiguo sistema, se había criticado que ciertos cereales de desayuno tuviesen la nota mejor mientras el aceite de oliva obtenía una calificación mediocre, asuntos corregidos por el nuevo algoritmo puesto en marcha por un grupo de científicos europeos liderados por la Universidad 13 de París-Bobigny.

Aunque el etiquetado es voluntario y se aplica sólo en Francia, Alemania, Bélgica, España, Holanda, Luxemburgo y Suiza, la Comisión Europea anunció un plan para implantarlo en todos los países de la Unión Europea por incitar a que el consumidor compre productos más saludables, con menos grasas, azúcares y sal. Sin embargo, la presión de gobiernos como el italiano de Giorgia Meloni, está retrasando la puesta en marcha del nuevo Nutri-Score.

Su impulsor, el doctor francés Serge Hercberg, lamentó que se tomen decisiones como las del Gobierno francés que "van en contra de las evidencias científicas" y que se pliegan a los intereses de la industria agroalimentaria.

LA POLÉMICA DEL ACEITE DE OLIVA

En España, también ha habido polémica por la nota que recibió en su momento el aceite de oliva. Como recogía FRS el pasado verano, Nutri-Score evaluaba al aceite de oliva como una grasa procesada. El experto del sector de alimentación Enrique Rodríguez, explicaba entonces que, respecto a este producto, el sistema es "mucho menos entendible para el consumidor final". "No encontrarás ningún aceite en el mercado que tenga una letra A. Actualmente se le otorga la letra B a un aceite de oliva virgen extra. Pero esto no siempre fue así. Cuando nació el Nutri-Score, allá por el año 2017, el mismo aceite aparecía con la letra D", recordó.

Y es que el algoritmo, ahora corregido, que utiliza el sistema hacía que el AOVE saliera perdiendo, al no tener en cuenta la calidad de la grasa. En todo caso, para Rodríguez, "el cliente conoce los beneficios y virtudes del producto y esto va más allá de un sistema de colores y letras".