Morrisons ha anunciado que cerrará cerca de 100 mostradores de frescos, más de 50 cafeterías y 17 tiendas de conveniencia como parte de un plan de reducción de costes que recortará hasta 400 puestos de trabajo.
Rami Baitiéh, el director general de la cadena británica, considera que se trata de medidas imprescindibles para sobrevivir a la "avalancha de costes" a que se enfrentan las empresas, especialmente desde que el gobierno laborista decidió incrementar las cotizaciones por trabajador a la seguridad social.
Morrisons ha reducido costes en más de 600 millones de libras desde que Baitiéh asumiera el cargo, pero el exCEO de Carrefour Francia y España ya advirtió en enero que profundizaría en la reestructuración para salir de la tormenta antes que sus competidores.
Precios más bajos, menos diferenciación
Muchos expertos del sector consideran que tal vez la nueva batería de medidas ha llegado demasiado lejos.
Los frescos son una de las apuestas diferenciadoras de Morrisons, que hasta la fecha se preciaba de contar con atención personalizada en el servicio de carnicería, pescadería y panadería. De hecho, la enseña ha hecho grandes esfuerzos por formar y retener a estos profesionales.
"El riesgo está en tocar el modelo de Market Street de forma que pierda su carácter", señala José Miguel Flavián, experto en gran consumo afincado en Reino Unido. Y añade: "Es uno de los elementos que diferencia a Morrisons de la competencia, pero habrá que esperar a ver si es un mero ejercicio de reducción de costes o quizá una reorientación estratégica para conseguir que sea más competitivo".
El pasado mes de febrero, Baitiéh señaló que reforzaría la estrategia comercial de la cadena británica para incorporar precios y promociones más competitivos, en línea con la creciente preocupación de los clientes por ajustar sus presupuestos. La cuestión es hasta dónde está dispuesto a llegar.