Solo el 23% de los consumidores de la Unión Europea compra pescado al menos una vez por semana y el 58% opta por comerlo en casa al menos una vez al mes, según la última encuesta del Eurobarómetro sobre los hábitos de consumo de la UE en materia de productos de la pesca y la acuicultura.
Estos porcentajes, que representan caídas del 4% y 6%, respectivamente, desde la encuesta de 2021, vienen a constatar la tendencia general a la disminución del consumo de este tipo de productos, hasta hacerlos desaparecer incluso de las cestas de la compra en un porcentaje también en ascenso: las personas que nunca consumen pescado en casa ya representan el 15%, un 4% más que en 2021.
Más allá de un posible cambio en los hábitos alimenticios y en las preferencias dietéticas, el aumento de los precios se ha convertido en el factor más influyente (55%) en las decisiones de compra de los consumidores europeos de pescado y marisco, según las conclusiones del Eurobarómetro, lo que también explicaría el incremento registrado respecto a la encuesta anterior en la compra y el consumo de productos congelados y enlatados en lugar de pescado fresco.
Por lo que se refiere al impacto ambiental y ético, sigue siendo el factor menos considerado a la hora de elegir productos del mar, ya que solo el 17% de los consumidores priorizan esta cuestiones, según la encuesta, si bien cabe destacar que las alertas sobre la contaminación por mercurio, ya sea en el pescado fresco o en lata, y el problema de los posibles microplásticos presentes en el pescado y el marisco son otras de las razones esgrimidas a la hora de explicar la reducción del consumo de este tipo de alimentos.
Interés creciente por la procedencia
En todo caso, lo que sí ha crecido es el interés por la procedencia del pescado: los consumidores tienen una preferencia creciente por los productos pesqueros capturados en estado salvaje en comparación con los criados en granjas acuícolas.
La información práctica y específica del producto en las etiquetas sigue siendo esencial para la mitad de los encuestados: la fecha de caducidad, el nombre de la especie, el método de producción (silvestre o de piscifactoría) y el ya mencionado origen son los datos más valorados, tanto para los productos procesados como para los no procesados.
No obstante, el Eurobarómetro también pone de manifiesto el interés de los consumidores por una información más detallada en las etiquetas de los productos pesqueros: el 69% considera importante incluir la fecha de captura o recolección para todos los productos de la pesca y la acuicultura; y el 36% de los encuestados quiere recibir más información ambiental sobre los productos y saber especialmente con más claridad sobre el origen del pescado, el método de captura que se ha utilizado y las condiciones de sostenibilidad de la producción.
Como novedad, la encuesta europea ha incluido en esta última edición preguntas sobre el consumo de algas y sus derivados. Al respecto cabe destacar que dos tercios de los encuestados afirman haber consumido este tipo de alimentos al menos una vez en el último año, sobre todo en forma de rollitos o wraps (por ejemplo, sushi), aunque su consumo aún no ha alcanzado una aceptación generalizada, A la mitad de los encuestados les gusta su sabor y un tercio cree que las algas son beneficiosas para la salud.
Los españoles, a la cabeza del consumo
En el caso concreto de España, aunque los datos también muestran una tendencia a la baja preocupante en la frecuencia de consumo, en línea con la situación general en la UE, sigue liderando el consumo de productos pesqueros en la Unión Europea, con un 64% de la población que afirma comer pescado o marisco al menos una vez por semana en casa, muy por encima de la media europea.
El informe destaca que España es el país con el mayor porcentaje de ciudadanos que compran pescado al menos una vez por semana (54%, frente al 23% en la media europea). Además, también lidera el consumo fuera del hogar, con un 22% de españoles que afirman comer estos productos en restaurantes, cantinas o bares semanalmente, mientras que la media comunitaria es del 9%.
En cuanto a las posibles causas del retroceso en su consumo, el 51% de los españoles reconoce haber percibido un aumento en los precios recientemente, y el 41% afirma que es el motivo por el que lo consume menos. A pesar de ello, los españoles siguen priorizando estos alimentos en su dieta más que otros europeos: el 31% está totalmente en desacuerdo con la afirmación de que no prestan atención al precio, mientras que el 38% tiende a estar en desacuerdo.