La población española lo tiene claro: la exposición a pantallas durante la primera (0-6 años) y la segunda infancia (7-12 años) supone un riesgo para el desarrollo y crecimiento de los más pequeños, un colectivo de edad que, en España, conforman prácticamente 4 millones de personas y representan el 8,2% de la población total. En consecuencia, consideran que deberían promoverse leyes para cuidar la integridad de los menores en el ámbito digital y contribuir a que fomenten positivamente competencias lingüísticas, cognitivas y socioemocionales en edades tan tempranas.
Si bien estas cuestiones llevan años escalando posiciones entre los temas que más conciernen a la sociedad, la incidencia y falta de concienciación sobre los mismos ya devienen una realidad tangible para España, según el Barómetro Taller Argal 2025 realizado por Argal Alimentación a través de Netquest.
¿Cómo afecta la exposición a las pantallas?
Como plantean los resultados, uno de los aspectos que más concierne a España sobre los menores de 12 años es la sobreexposición a las pantallas. Estas, según los encuestados, pueden llegar a afectar tanto al desarrollo de las habilidades lingüísticas, como cognitivas y socioemocionales en la primera infancia.
Por lo que respecta a las primeras, hasta el 71% cree que un uso excesivo de ellas puede afectar a los niveles de socialización, al reducir la necesidad de querer comunicarse con personas reales, y 5 de cada 10 españoles considera que dificulta el desarrollo del lenguaje oral y de la interacción verbal. Para el 33% de la población, también repercute en la adquisición de nuevas palabras y conceptos, e incluso para el 21% limita la comprensión auditiva.
Si nos centramos en las habilidades cognitivas, los resultados son también alarmantes. Según los encuestados, la exposición en los menores de 6 años genera dependencia de estímulos constantes (68%), empeora la atención y la capacidad para resolver problemas (58%), afecta a la concentración y el pensamiento crítico (57%) y disminuye la retención de la memoria a medio-largo plazo (43%).
Al respecto de las aptitudes socioemocionales, el 67% de los españoles cree que la tecnología disminuye el desarrollo de expresiones emocionales; el 63%, que alteran la conducta social; el 55%, que empeoran la regulación y el autocontrol de sentimientos; y el 49%, que dificultan el fomento de la empatía y de la comprensión de emociones.
En relación con la segunda infancia, el libre acceso a contenido inapropiado -así como pornografía, abuso sexual o bullying- (84%), el contacto directo con posibles extraños (76%), el ciberacoso (74%), el chantaje (47%) y la discriminación (38%) devienen los riesgos a los que los españoles más temen que se expongan sus hijos.
Con todo, la mayoría de la población concluye que el acceso a las nuevas tecnologías es perjudicial para los más pequeños, al estar diseñadas mediante algoritmos que pueden influir en sus emociones y comportamientos -según el 85% de los españoles-, hasta el punto de generar adicción -tal y como apuntan 9 de cada 10 encuestados-. De hecho, solo el 32,3% de la población considera que este colectivo puede diferenciar entre contenido real y desinformación.
Regulación y conciliación: dos pilares clave en la mejora de esta realidad
Más de 3 de cada 4 españoles considera que los menores de 12 años no reciben un buen acompañamiento en el manejo de los dispositivos digitales e incluso el 65,4% opina que la legislación española les deja desamparados ante la falta de interés y recursos para cuidar su integridad.
A quienes señalan los españoles como máximos responsables en el uso inadecuado de las tecnologías es, en primer lugar, a los progenitores con un 86%, seguidos de los sistemas educativos (56%) y de las instituciones gubernamentales reguladoras (41%). Para la población del país, las empresas tecnológicas (31%), los medios de comunicación (28%), los profesionales del sector sanitario y psicológico (18%) y las entidades sin ánimo de lucro (7%) poco tiene que aportar.
A pesar de ello, ni los progenitores ni el profesorado deviene una figura de referencia para los menores ante una situación de riesgo expuesta por el uso de las pantallas, según los españoles. Para el 71% de los encuestados, un niño o niña expondría antes su preocupación a un amigo o compañero que a un familiar (38%) o un profesor (12%).
Frente a esta situación, prácticamente la mitad de la población (47%) opina que los teléfonos móviles no deben prohibirse completamente, pero sí regularse tanto en la primera como la segunda infancia.
Uso responsable: ¿oportunidad o utopía?
Los resultados también proyectan esperanza. En España, y según el 70% de encuestados, la tecnología puede aportar beneficios a los menores siempre y cuando se utilice responsablemente. Es más, si el menor tiene dificultades en el aprendizaje o requiere necesidades especiales, el 74% de los habitantes considera que recurrir a las pantallas puede contribuir positivamente a su desarrollo.
En este sentido, opinan que, mediante aplicaciones clave, se pueden maximizar las habilidades cognitivas -la memoria, la atención y el razonamiento- (51%), así como también las habilidades lingüísticas -la comprensión y la capacidad de aprendizaje (49%)-, y las habilidades socioemocionales -la expresividad, la socialización y la resolución de problemas- 30%.
Para hacerlo posible, no obstante, los españoles consideran que los familiares deben estar informados sobre las herramientas de control parental y seguridad digital, ya que 8 de cada 10 personas opina que, a día de hoy, muchas familias no lo están. Como mejora, plantean que la marca de límites de uso (80%), la supervisión del contenido (74%), la educación sobre los riesgos y las buenas prácticas (74%) y el buen ejemplo (72%) son medidas clave para garantizar un uso seguro en edades tan pequeñas.
Apoyar a la gente que ama lo que hace para generar un impacto positivo en la sociedad, el objetivo de las Becas Taller Argal
Con los resultados recogidos, Argal Alimentación quiere aprovechar el impulso que brindan las Becas Taller Argal 2025 para apoyar a la gente que ama lo que hace en sus proyectos y concienciar sobre el impacto que la exposición a pantallas durante la primera (0-6 años) y la segunda infancia (7-12 años) puede suponer en el desarrollo y crecimiento de los más pequeños.
En la edición de este 2025, se elegirán hasta 10 proyectos ganadores que contribuyan a mejorar cada una de las preocupaciones expuestas, fortaleciendo así el bienestar de los menores. En este contexto, Argal Alimentación ofrecerá una dotación económica de 25.000€ al proyecto más completo; 15.000€ a los 3 siguientes y 5.000€ a los 6 restantes, repartiendo un total de 100.000 euros. Además, las Becas Taller Argal buscan apoyar iniciativas que no solo trabajen en la mejora del uso de las pantallas, sino también aquellas que ofrezcan alternativas fuera del entorno digital, fomentando un desarrollo equilibrado y saludable en la infancia.
Las candidaturas se abrirán el 17 de marzo y estarán disponibles hasta el 11 de mayo. Los finalistas y ganadores se darán a conocer el 5 de junio en el acto de entrega de premios.