Bulos y redes sociales: ¿por qué son tan buen caldo de cultivo?
Provocan que el consumidor tome decisiones erróneas respecto a su alimentación e incluso llegue a rechazar tratamientos médicos necesarios para su supervivencia.
Las redes sociales se han convertido en el caldo de cultivo perfecto para los bulos en alimentación y en salud. De hecho, uno de cada tres bulos que circulan en la red tiene que ver con la alimentación. Miguel Angel Lurueña, responsable del blog “cazabulos” Gominolas de Petróleo, analizaba por qué los bulos circulan con tanta intensidad y rapidez en las redes sociales.
- Acceso universal. Las redes sociales tienen una penetración cada vez mayor en los usuarios, y aglutinan a personas de todo tipo de ideologías y creencias. Además de para interactuar, cada vez más personas las utilizan para informarse.
- Inmediatez. Permiten que muchos usuarios se enteren de algo al mismo tiempo, lo que hace incrementar su verosimilitud (si todo el mundo habla de ello, será que es cierto).
- Lectura rápida. Los bulos se extienden rápidamente a través de titulares impactantes. Dado que en redes sociales muchos usuarios se limitan a leer solo la cabecera de las informaciones, es más difícil que se pongan en duda.
- Crisis de los medios de comunicación tradicionales. La pérdida de confianza en los medios de comunicación, una tendencia creciente en nuestra sociedad, hace que se den credibilidad a fuentes de dudosa solvencia.
- Democratización de las opiniones. En redes sociales, cualquier persona puede opinar sobre cualquier cosa, sin necesidad de aportar pruebas de lo que está diciendo.
- Ausencia de filtros. Muy enlazado con el punto anterior, las redes sociales no discriminan opiniones en función de su solvencia. Todas tienen la misma validez.
Para Lurueña, la proliferación de los bulos desemboca en que “creemos que la comida nos envenena, mientras que perdemos interés en lo que realmente nos mata: los alimentos insanos. Escogemos mal, pensando que las opciones más saludables están manipuladas para hacernos daño, e incluso tenemos fe en alimentos milagrosos que pueden hacernos rechazar tratamientos médicos y conducirnos a la muerte”.
CÓMO EVITAR CAEN EN LOS BULOS
El responsable de Gominolas de Petróleo participó en el XV Congreso de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), junto con otros especialistas en este fenómeno. Una de las conclusiones a las que se llegó durante el debate fue la imposibilidad de combatir un bulo “con sus mismas armas”, ya que estos pertenecen a la esfera de las emociones y para luchar contra ellos es necesario recurrir a la razón, que siempre tiene menos poder de convicción.
No obstante, Lurueña aportó una serie de consejos para no caer en ellos y, en la medida de lo posible, contrarrestarlos.
- Analizar el mensaje. Una lectura un poco sosegada del bulo y una comprobación rápida de las fuentes (si las hay) aporta una idea bastante aproximada sobre si se debe o no dar credibilidad a una información.
- Huir de la prensa poco rigurosa. En muchas ocasiones, solo viendo el medio de comunicación o blog que ha publicado la noticia ya puede intuirse si la información es o no cierta.
- No dar credibilidad a profesionales sanitarios con poco rigor.
- Fomentar el pensamiento crítico y difundir fuentes de información rigurosas.
LOS ENFERMOS CRÓNICOS, EL COLECTIVO MÁS VULNERABLE
Si los bulos en alimentación constituyen un serio problema en la población sana, mucho más en los enfermos, especialmente en los crónicos, más predispuestos que ningún otro colectivo a buscar un milagro.
María Gálvez, de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, explica que los pacientes crónicos consultan información sobre su enfermedad en todas partes. Además, “buscan lo que quieren encontrar”. Especialmente en estos casos, “se criminaliza a los pacientes que creen en los bulos, sin querer entender el momento tal delicado en el que se encuentran”. Un paciente crónico, que no encuentra solución a su problema, probará cualquier cosa que pueda aliviarle, por lo que no es justo culpabilizarle por creer en productos o alimentos milagrosos.
Una de las vías para atajar que los pacientes crean y sigan estos bulos es la confianza en los facultativos. “El paciente debe sentirse tranquilo para compartir con el médico lo que ha leído en internet”, explica Gálvez, “sin tener miedo a sentirse ridículo. Lo que evitamos con este diálogo es que pruebe estos remedios mágicos sin consultar”.
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