El código de barras, la innovación que cambió el comercio moderno, cumple 50 años
Innovaciones incipientes como los códigos QR estándar o las etiquetas electrónicas podrían revolucionar el comercio de una manera similar en un futuro muy cercano.
Era un 26 de junio de 1974. Sharon Buchanan, cajera de supermercado de un establecimiento Marsh en Troy (Ohio, Estados Unidos), escaneó el código de barras de un modesto paquete de chicles de la marca Wrigley al precio de 67 centavos.
Detrás de este gesto, en apariencia insignificante, se escondía un nuevo sistema de gestión que revolucionaría el proceso de compra y las operaciones logísticas de las empresas de todo el mundo.
Desde entonces se han escaneado cientos de millones de códigos de barras, que han cambiado el comercio minorista para siempre. "Salvo el aire acondicionado y las escaleras mecánicas, nada ha sido realmente tan impactante como aquello para la experiencia de compra cotidiana en los últimos 50 años", subraya Laureano Turienzo, presidente de AER y experto en retail.
A día de hoy se leen 6.000 millones de códigos de barras al día en todo el mundo. Esta innovación ha transformado los procesos comerciales y logísticos; ha permitido automatizar y dar mayor fiabilidad a procesos básicos como el paso por caja o la gestión del stock de los almacenes y, en última instancia, ha dado lugar al nacimiento del comercio y la distribución modernas.
Del código de barras tradicional al código QR estándar y las etiquetas electrónicas
En la introducción de esta nueva tecnología a España contribuyó en gran medida Aecoc, la patronal que reúne a fabricantes y distribuidores de gran consumo, que ahora trabaja para que las empresas adopten el código QR estándar.
Se trata, señalan desde la asociación, "de un proyecto innovador y de futuro que permite un doble objetivo: conectar a las empresas con el consumidor y ser escaneado en el punto de venta".
A día de hoy, empresas como BonÀrea, Mercadona (que fue la primera enseña en incorporar código de barras) o Mango ya están probando este sistema de identificación
Concretamente, Mercadona ha decidido apostar por este nuevo sistema de codificación porque le permite mejorar distintos procesos internos para afinar los pedidos a tiendas y garantizar el surtido a los clientes, seguir la trazabilidad con los distintos proveedores y facilitar a los trabajadores los procesos de gestión en tienda.
Por su parte, BonÀrea destaca que gracias al QR estándar se da acceso al consumidor a toda la información detallada del producto (origen y proceso de elaboración), aportando mayor confianza al consumidor y añadiendo valor a los productos que lo incorporan.
Más de 950 bodegas están también empleando ya este sistema para facilitar al consumidor información sobre sus productos.
Ademas, compañías como Lidl y Walmart ya han comenzado a incorporar etiquetas electrónicas en muchas de sus tiendas, lo que les permitirá ahorrar millones de horas de trabajo en la actualización de precios.
En un futuro, esta nueva generación de etiquetas debería llevar a procesos de pago mucho más rápidos (de manera similar a lo que ya sucede en Decathlon con las etiquetas RFID) y a la fijación dinámica de precios en función de la hora del día, la demanda o la fecha de caducidad.
La cuestión es, como señala Turienzo, que, en un mundo digital, el futuro pasa por los precios digitales. "La edad de piedra del retail son las etiquetas de papel", sostiene el experto.
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