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España saldrá de la crisis en 2023: tiempo de supervivencia y transformación

Entrevistamos en vídeo a Fernando Faces, economista y profesor de San Telmo Business School. Nueva entrega de Food Shoppers, el programa audiovisual de Food Retail. Con el patrocinio de BASF Vegetable Seeds.

Redacción FRS

16 de septiembre 2020 - 20:48

Imposible decir más, y tan claro, en los 18 minutos que dura esta entrevista. Economista de referencia del sector agroalimentario, Fernando Faces resume la situación económica que atraviesa España y pronostica una crisis que se prolongará, como mínimo, hasta bien entrado 2023. Advierte de que el sistema financiero no resistiría un nuevo confinamiento total como el vivido durante el pasado estado de alarma, si bien descarta tal circunstancia. En cualquier caso, la gravedad de estos confinamientos podría posponer la recuperación a años siguientes.

Para Fernando Faces, la crisis sanitaria no ha cambiado el panorama: la Covid-19 ha sido un acelerador de tendencias de sobra conocidas. En este contexto, a las empresas les toca vigilar sus costos para sobrevivir al mismo tiempo que proyectan su futuro, posiblemente abordando nuevos modelos de negocio.

Tras un verano de rebrotes del coronavirus, en estos momentos (mediados de septiembre), ¿qué perspectivas vislumbras para la economía española? ¿Definitivamente debemos olvidarnos de una recuperación en “V”?

Sí, desde hace tiempo vengo diciendo que la recuperación en “V” la veía muy improbable. Los propios organismos internacionales están hablando de una recuperación, incluso a nivel mundial, para finales de 2022... En el caso de España, bien podríamos adentrarnos en 2023.

España está siendo especialmente afectada y esto es por dos razones:

1. En primer lugar, tenemos una estructura económica muy sensible a este tipo de crisis, con mucho turismo, hostelería y otros sectores que se ven afectados por la distancia y por la movilidad. Tenemos también muchas pymes, que, al tener un menor músculo, cuentan con menor resiliencia para soportar la crisis. Y tenemos también un presupuesto muy limitado -partimos de una situación anterior con un déficit y una deuda pública excesivos- y esto también ha quitado capacidad de respuesta al Gobierno español en comparación con el resto de los Gobiernos.

Por ello, las ayudas han sido necesarias y buenas, pero no han sido suficientes. Si comparamos las cifras de España en cualquiera de sus capítulos, bien sea de rebaja o posposiciones de impuestos o de financiación -de liquidez-, la verdad es que se queda lejos de las importantes cantidades que han destinado países como Reino Unido, Francia o Italia, que sería el más parecido a nosotros. Por lo tanto, al estar en una situación de mayor vulnerabilidad, lo vamos a pasar peor. Tenemos menos herramientas para responder, aunque lo importante es que acertemos en su utilización. Y ahí es donde viene el segundo problema.

A la incertidumbre propia del coronavirus, se está añadiendo la desconfianza que genera la actuación del Gobierno, y a mí esto me preocupa porque en estos momentos tenemos que procurar que la política sea una fuente de confianza y de certidumbre

2. Estamos en el peor de los contextos políticos, con un Gobierno muy débil, que se ve muy mediatizado, con contradicciones en los programas y en las medidas propuestas dentro del propio Ejecutivo, y con retrasos en las tomas de decisiones. Un ejemplo clarísimo es que estamos discutiendo qué va a ocurrir con los ERTE’s a 15 días vista y no se han puesto de acuerdo. Es decir, hay una incertidumbre muy grande y todos sabemos que ese es el factor que paraliza tanto a los consumidores como a los empresarios. Concretamente, a lo que más afecta es a la inversión. La primera ronda de ayudas de 100.000 millones se consumió rápidamente. Las empresas tenían problemas de liquidez y se vieron agobiadas, pero ahora, la segunda línea, que es de 40.000 millones, aunque más orientada a la inversión, no está siendo demandada.

Está ocurriendo que a la incertidumbre propia del coronavirus, la crisis de la pandemia, se está añadiendo la incertidumbre y desconfianza que genera la actuación del Gobierno, y a mí esto me preocupa porque en estos momentos tenemos que procurar que la política sea una fuente de confianza y de certidumbre, y no de incertidumbre.

Por lo tanto, la situación de la economía española no es buena. Si lo hacemos bien, saldremos fortalecidos, pero hay que hacerlo bien… Serán importantísimas las ayudas de 140.000 millones del fondo europeo para la recuperación, aunque no suficientes, porque España necesitaría más, pero vamos a ver cómo utilizamos estas ayudas: es fundamental que las apliquemos con la mayor eficiencia posible en aquellos sectores y empresas que verdaderamente tienen viabilidad y son parte fundamental del tejido productivo y por lo tanto que no imperen las ideologías sino la eficiencia. Y esta es una duda que seguimos teniendo algunos economistas.

Las ayudas no solamente son para sobrevivir, sino también para modernizarse y reconstruir. España tiene un gran reto, que es adaptarse a las grandes tendencias post Covid. El coronavirus lo que ha hecho es acelerar las tendencias que ya existían. Hay que innovar e ir, probablemente, a nuevos modelos de negocio

Estas primeras medidas que se han adoptado son de supervivencia, de liquidez, de retrasos en los impuestos para que, ante la caída de ingresos, se destruya el menor número de empresas y puestos de trabajo, pero España tiene ante sí un gran reto, que es adaptarse a las grandes tendencias post Covid. El coronavirus lo que ha hecho es acelerar las tendencias que ya existían anteriormente.

Por otra parte, España tiene heridas abiertas no curadas, es decir, reformas estructurales que están pendientes y nos va a exigir la UE. Ahora hay que compaginar tanto las medidas de supervivencia, alargándolas si es necesario, como es el caso de los ERTE’s, que en mi opinión habría que prorrogarlos, como las reformas que tenemos pendientes y aquellos proyectos de inversión que nos está exigiendo Bruselas. Para poder utilizar los fondos europeos, tenemos que dirigirlos a proyectos de inversión que estén dentro del mundo de la digitalización y de la economía verde. Esta es la labor que nos queda pendiente: no solamente sobrevivir, sino también modernizarse y reconstruir. Y adaptarnos a las nuevas tendencias post Covid, al nuevo mundo que viene. Esto exige esfuerzo, tanto por la parte de las empresas como por el Gobierno. Hay que innovar e ir, probablemente, a nuevos modelos de negocio.

Las empresas tienen que prepararse optimizando costos, intentando mantener la calidad del producto y cuidar al consumidor. Es el momento de darle confianza. Todos los aspectos sanitarios hay que tenerlos como una condición necesaria, aunque no sea suficiente

¿Cómo va a afectar este escenario a los consumidores en el día a día a la hora de hacer sus compras?

La situación va a ser muy parecida a la de 2008, donde ya vimos que el consumidor, cuando se percata de que la crisis es profunda y duradera, hace dos cosas:

1. Intentar ahorrar lo máximo posible, de tal manera que, aun ganando menos, ahorra más por unidad ganada. Esto está ocurriendo ya: la tasa de ahorro se está disparando.

2. Y optimizar el consumo: intentar consumir la misma cantidad, pero con un menor gasto. Esto implica un consumidor ante todo muy sensible al precio y que vuelve a lo básico. Es exigente en precio, exigente en calidad, pero con un menor gasto en la cesta de la compra.

Las empresas tienen que prepararse optimizando costos, intentando mantener la calidad del producto y cuidar al consumidor. Es el momento de darle confianza. Todos los aspectos sanitarios hay que tenerlos como una condición necesaria, aunque no sea suficiente.

Hay que estar observando el cambio, cómo evolucionan las tendencias y no pararse solo en el presente, sino proyectar el futuro, con la dificultad que esto tiene. Es un momento difícil de transformación y supervivencia al mismo tiempo

¿Qué recomendaciones darías a las empresas del sector agroalimentario para afrontar la situación?

Deberían tener superado el tema de la liquidez. En estos momentos son importantísimos los costos, teniendo en cuenta que el factor precio va a ser básico. Por lo tanto, han de revisar todos los procesos, pero, por otra parte, también hay que pensar que van a cambiar muchas cosas, que el teletrabajo va a cambiar las condiciones de las personas, que el comercio online ha tenido una subida tremenda…

Hay que innovar mucho para adaptarse a las nuevas circunstancias. Hay que ser muy estratégico, en el sentido de que hay que estar observando el cambio -cómo evolucionan las tendencias- y no pararse solo en el presente, sino proyectar el futuro, con la dificultad que esto tiene. Es un momento difícil de transformación y supervivencia al mismo tiempo, pero ya hay muchas empresas que lo están haciendo.

En caso de que nos veamos obligados a confinarnos de nuevo, ¿cuáles serían, en tu opinión, los posibles escenarios de recuperación económica y las consecuencias a corto y largo plazo?

En un confinamiento total, que yo descarto, volveríamos a la peor de las situaciones. Sería una salida en forma de “W” con una caída profunda nuevamente (y esto lo sufrimos en la crisis de 2008). Esto daría lugar a una crisis financiera porque los bancos españoles están respondiendo bien, están saneados, pero no lo suficiente como para aguantar una crisis de tal envergadura. Veremos lo que pasa a partir del momento en que vayan venciendo los créditos que se han dado... Probablemente la morosidad se dispare, pero todavía estaríamos en una situación salvable. Por el contrario, una nueva situación de confinamiento total nos pondría en una situación francamente difícil y llevaría la recuperación más allá de 2023.

No creo que ocurra. Más bien creo que habrá confinamientos parciales, locales. Tampoco va a ser bueno, pero es lo esperado… Lógicamente, lo que hay que hacer es prevenir y estar preparados para limitar al mínimo los confinamientos. Su intensidad podría atrasar un poco la salida de la crisis. Va a depender mucho de la respuesta política y económica que demos, y del acierto y el cumplimiento que hagamos de la normativa sanitaria.

En esta segunda fase las ayudas deben ser más selectivas y focalizadas. El Gobierno no tiene dinero para ayudar a todos intensamente y tendrá que centrarlas en aquellos sectores que son tractores de nuestra economía y que más lo necesitan. Y, sin duda alguna, uno de ellos es el turismo y la restauración. Y el comercio

La caída del turismo y las restricciones de las administraciones están impactando especialmente al sector de la hostelería y restauración. ¿Qué recomendaciones darías a estos sectores y crees que se puede generar alguna oportunidad?

Es difícil dar recomendaciones ante una caída del 75% como están teniendo las empresas ligadas al turismo (número de visitantes). Es una situación muy preocupante. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer es ayudar al sector. Yo creo que en esta segunda fase las ayudas deben ser más selectivas y focalizadas. El Gobierno no tiene dinero para ayudar a todos intensamente y tendrá que centrar sus ayudas en aquellos sectores que son tractores de nuestra economía y que más lo necesitan. Y sin duda alguna, uno de ellos es el turismo y la restauración. Y el comercio.

Esta crisis va a ser transformadora tanto de la restauración como del mundo del turismo. Hay que actuar estratégicamente y rediseñar al mismo tiempo que se sobrevive

Hay una discusión sobre los ERTE’s y las ayudas. Yo creo que hay que focalizar, porque va a haber un momento donde va a ser imposible seguir aumentando el gasto público, el déficit público y la deuda.

Hay que sobrevivir y al mismo tiempo repensar el modelo de negocio. Queramos o no se va a producir una gran transformación en el sector turismo, que esta transformación sea dirigida, sea vigilada y vaya por el buen camino. Esta crisis va a ser transformadora tanto de la restauración como del mundo del turismo, con todos los factores que están apareciendo de la movilidad, la digitalización, el teletrabajo, etc., que van a condicionar y cambiar el sector. Hay que actuar estratégicamente y rediseñar al mismo tiempo que se sobrevive.

¿Y, para terminar, cómo puede afectar este entorno al sector agroalimentario, sobre todo en Europa? ¿Cuáles podrían ser los escenarios posibles?

La cadena de valor del sector agroalimentario lo ha pasado mal, pero hay que tener en cuenta que ha sido la que menos ha sufrido. Afortunadamente, ha sido porque la alimentación es una necesidad básica y por lo tanto siempre sobrevive de alguna manera, pero también es verdad que también se están produciendo grandes transformaciones en los canales de comercialización, en los procesos.

Estamos atravesando una nueva era marcada por el temor, la incertidumbre y el miedo máximo ante lo desconocido. Lo que tiene que dar el sector al consumidor para retenerlo y captarlo es seguridad, confianza, decirle “la seguridad sanitaria de los productos es nuestra primera preocupación, la que primero garantizamos”

La recomendación es para todos los sectores: esta crisis es un acelerador de las tendencias que ya veníamos viendo. No hay que inventarse nada: teletrabajo, digitalización, los nuevos canales, el nuevo consumidor... Hay que prestar atención a esa transformación que necesariamente tiene que hacerse.

Por la anterior crisis, todos sabemos cuáles son los factores que van a primar en estos momentos. Uno de ellos es el precio. Por lo tanto, todo el tema de costos y procesos hay que optimizarlo al máximo; y también todos los temas de salud, que hay que ponerlo en primera línea, dando seguridad a nuestro consumo.

Éste es un momento importante. Estamos atravesando un momento histórico, y yo diría que una nueva era, marcada por el temor, la incertidumbre y el miedo máximo ante lo desconocido. Pues bien, lo que tiene que dar el sector al consumidor para retenerlo y captarlo es darle seguridad, confianza, decirle “la seguridad sanitaria de los productos es nuestra primera preocupación, la que primero garantizamos”.

Estas van a ser las claves de la supervivencia: costos, canales, transformación, seguridad-sanidad, pero no nos enfrentamos a nada nuevo.

[Entrevista íntegra, con el patrocinio de Basf Vegetable Seeds]

BASF / Nunhems
BASF / Nunhems

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