Pazo de Vilane, la primera granja española de huevos camperos, cumple 25 años
Se cumplen 25 años del nacimiento de Pazo de Vilane, la primera granja española que apostó por un nuevo modelo productivo, el de los huevos camperos de gallinas criadas en libertad. En 1996 la avicultura era un modelo con visión industrial: producciones en baterías de jaulas en las que el bienestar animal no era un criterio que se tuviera en cuenta. Los sistemas alternativos de producción de huevo no existían, ni la normativa que hoy los regula.
Pazo de Vilane se adelantó y mucho. La familia Varela-Portas regresó al Pazo familiar en Lugo, adquirió sus primeras 50 gallinas, les dio libertad y pastoreo y creó el concepto de producción alternativa, que luego fue regulado legalmente. Nació así el huevo de gallinas en libertad que comercializado en “la caja de la gallinita”, creada por la empresa, transformó hace 25 años el lineal del huevo.
Fue el comienzo de una revolución en la producción de huevos que todavía estamos viviendo.
Premios y concursos por el 25 aniversario
Para celebrar este cuarto de siglo de vida, la empresa ha lanzado la 8ª edición de su tradicional concurso de reciclado de su caja de huevos camperos, “1 idea, 1 árbol” con más y mejores premios, entre ellos, dos viajes para dos familias a la Comarca de A Ulloa (donde se ubica el Pazo y las fincas donde pastorean sus gallinas) con todos los gastos pagados, además de 10 lotes de productos –mermeladas, un delantal y una bolsa de tela “Pazo de Vilane”-.
También a lo largo de los próximos meses lanzarán muchas más iniciativas: medioambientales (como la que acaban de culminar a mediados de marzo con la plantación de dos bosques de gran valor paisajístico), junto a experiencias gastronómicas, regalos, sorteos, o actividades culturales.
La revolución en el lineal en forma de caja de cartón
La caja de Pazo de Vilane, creada en exclusiva por el atelier de diseño gallego Grupo Revisión, está considerada todo un hito en el mundo del packaging. Ha recibido premios (Plata en los Best Pack 2014) y ha sido presentada en exposiciones (Museo Reina Sofía, Círculo de Bellas Artes, Feria Industrial de Delhi...) y cuenta con referencias en publicaciones del mundo del diseño industrial (“Galiza. O deseño como motor”, o “Cen Historias do deseño na Galiza”).
Ha resultado ser atemporal como los buenos vinos. Sigue siendo moderna y reconocible veinticinco años después, y refleja todos los atributos del proyecto de Pazo de Vilane, ya que supo recoger con maestría y originalidad la naturalidad de sus productos, el cuidado de los animales y el medioambiente, el medio rural...
“Muchos responsables de tiendas nos dicen que sus clientes les piden expresamente los huevos de la caja de la gallinita. Esto supone un orgullo para todos nosotros, porque hay mucho trabajo detrás de una docena de huevos camperos bien producidos. Sin duda, la caja fue todo un acierto cuando se creó, y es y seguirá siendo nuestro verdadero signo de identidad; nuestra mejor embajadora”, apunta Piedad Varela-Portas.
En efecto, y aunque ahora es común ver en el lineal otras cajas similares (de líneas rectas, en tonos kraft, con imágenes de gallinas en libertad…) Pazo de Vilane fue la pionera en desterrar la huevera de plástico y en marcar las actuales pautas de diseño de envases de huevos, parámetros a los que otras marcas se apuntaron años más tarde.
Un camino que continúa
Con el paso de los años Pazo de Vilane ha visto cumplidas sus metas comerciales con la entrada en las principales cadenas de alimentación: El Corte Inglés, Carrefour, Alcampo, Día, Sánchez Romero, Gadis, La Despensa, Súper Amara, BM…
Asimismo, venden sus huevos en decenas de comercios minoristas de Madrid y Galicia. En 2021 la empresa alcanzará las 4.200.000 docenas y las 200.000 gallinas; pero a pesar de las buenas cifras, no tiene prisa por crecer. Por el contrario, lo que más le preocupa es lograr una producción cada vez más sostenible (está embarcada en un plan de reducción a 0 del impacto de su huella de carbono) y seguir creciendo en bienestar animal.
“El bienestar de las gallinas es la clave de la calidad de nuestro producto. Sin gallinas bien criadas no hay buenos huevos camperos. Por eso las nuestras tienen los mejores cuidados: amplios pastos frescos por donde pastorean a diario durante horas, la alimentación más completa, un manejo cuidadoso de los gallineros, con granjeros experimentados y dedicación exclusiva a cada uno de ellos…”.
Pero ese crecimiento sostenible no sólo se dirige a los animales, sino también a las personas. “Una de las obsesiones de mi padre al fundar la empresa era impedir el desarraigo, es decir, lograr que los jóvenes se quedaran en La Ulloa si así lo deseaban –recuerda Piedad-. Hoy día damos empleo directo a 40 personas (más aún indirecto) y la media de edad de nuestros empleados ronda los 30 años. Cuando echamos la vista atrás, este, el de dar trabajo a las familias de la comarca, es uno de los logros de los que más nos enorgullecemos sus hijos”.
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