Hace apenas unos días, los datos ofrecidos en la mesa sectorial de aceite de oliva y aceituna de mesa invitaban a cierto optimismo, confirmando que la cosecha de la actual campaña se traduce en un aumento del 11% de producción sobre las previsiones iniciales -alcanzando las 850.157 toneladas hasta abril-, y hasta del 28% respecto a la campaña anterior, gracias a las buenas condiciones meteorológicas.

Sin embargo, las cifras de ventas de los seis primeros meses de la actual campaña -entre octubre de 2023 y el pasado mes de marzo- no dan tregua al olivar español, mostrando una aceleración incluso en su caída. En concreto, han bajado el 17,51%, hasta tan solo 110,5 millones de litros (entre octubre de 2022 y el mismo mes de 2023, las ventas se redujeron un 12,9%, hasta 268,53 millones de litros). Cabe destacar, no obstante, que si tenemos en cuenta solo las ventas del primer trimestre del año, se observa un retroceso menos pronunciado, con 55,21 millones de litros, que representan el 8,27% menos que entre enero y marzo de 2023.

De acuerdo con los datos de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), las ventas de aceite de oliva virgen extra han descendido hasta el 20,61% en estos seis primeros meses -duplicando casi el ritmo negativo registrado en el conjunto de la campaña anterior-, mientras que las de oliva suave e intenso caen un 15,03% y un 17,5%, respectivamente, y solo amortiguan el desplome las de oliva virgen, que lo hacen el 4,66%.

Por lo que se refiere a los precios, no han dejado de estar al alza en este primer semestre de campaña. Según los datos del IPC del INE, en lo que llevamos de 2024 el aceite de oliva ha aumentado su precio un 14,8% hasta abril. Respecto al mismo mes del año pasado, el incremento se sitúa en el 68,1%, llegando a costar en los supermercados hasta el triple que en 2021.

Nuevas subidas en origen

Aunque las lluvias y el aumento de la producción tuvieron un reflejo positivo en los precios del aceite de oliva virgen extra en el campo, que según Infaoliva bajaron entre enero y abril desde 8,7 a 7 euros por litros, en tanto que el coste del oliva virgen se redujo de 8,4 a 6,7 euros durante el primer trimestre, la tendencia no solo no se ha mantenido sino que, desde comienzos de abril, los precios en origen están volviendo a anotarse incrementos notables: el del virgen extra ha aumentado en poco más de mes y medio hasta 7,9 euros y el del virgen supera ya otra vez los 7,5 euros por litro.

En paralelo a la caída de ventas del aceite de oliva, se observa un aumento de las ventas de los aceites de semillas, que han alcanzado los 193,5 litros entre octubre y marzo, es decir, un 16,7% más, impulsados sobre todo por el de girasol, que crece un 24,5%, hasta 158 millones de litros.

En este contexto, y poniendo el foco sobre todo en el fuerte crecimiento registrado de la producción -más de 100.000 toneladas ya por encima de las previstas-, la previsión hace tan solo unos días del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación era optimista. Según las palabras del ministro Luis Planas, "las estimaciones apuntan a una recuperación de la producción gracias a las precipitaciones y buenas condiciones climáticas de las últimas semanas; como consecuencia, se espera que los precios se sitúen por debajo de los altos niveles registrados en la actual campaña".

Sin embargo, desde Cooperativas Agroalimentarias ya han advertido que un factor que conviene no perder de vista en los próximos meses y que puede influir de manera importante en el devenir del sector son los niveles de stock. De hecho, según su análisis, en la segunda mitad de la campaña "habrá escasez de aceite para cubrir las necesidades del mercado".