"No va a ser fácil". Con estas palabras resume María Martínez-Herrera, directora de Sostenibilidad de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), el proceso de adaptación que tendrá que llevar a cabo el sector para dar cumplimiento a los ambiciosos objetivos marcados por las nuevas normativas en materia de envases.
La entrada en vigor el pasado 11 de febrero del Reglamento (UE) 40/2025 de Envases y Residuos de Envases, y los necesarios reajustes del RD 1055/2022 y la Ley de Residuos que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico tendrá que llevar a cabo para acompasar y armonizar ambas normas a la reciente regulación europea, dibujan un horizonte desafiante para el sector de la distribución y las empresas de la industria alimentaria, que tendrán hasta el 12 de agosto de 2026 para adaptarse y cumplir con lo exigido.
Como subraya Martínez-Herrera, "los objetivos del Reglamento son muy ambiciosos, la situación de los países es diversa y el gran reto será cómo acompasar el ritmo de todos”. En su opinión, "tenemos los objetivos y el posible camino que debemos seguir, pero falta el trabajo con toda la cadena que comienza ahora, y poniendo mucha atención en ayudar a los países que van más rezagados o simplemente utilizan otras herramientas para conseguir objetivos".
Esta visión es compartida por Paloma Sánchez, directora de Competitividad y Sostenibilidad de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab), quien tilda el Reglamento europeo de "muy exigente" y dirige el foco hacia los distintos puntos de partida de cada uno de los países: "En España llevamos 30 años con un sistema muy eficaz de reciclado y ahora tenemos que incorporar desde cero los sistemas de reutilización y de SDDR. Sin embargo, otros países parten de realidades contrarias, tienen reutilizables o SDDR y no han invertido en reciclado a través de scraps…, realidades distintas con esfuerzos distintos".
De las muchas novedades que hay que analizar y estudiar, "para implantarlas de la manera más eficaz y eficiente posible", Sánchez incide en "el incremento de los objetivos de reciclado, la incorporación de un objetivo de recogida separada que antes no existía y las nuevas normas de gestionar los envases, como la reutilización y el sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR)".
Otros objetivos "muy novedosos", en opinión de Martínez-Herrera, son la introducción de las medidas de prevención, "que se deberán desarrollar con más detenimiento en las piezas legislativas que vendrán a acompañar a este Reglamento y se deberán desarrollar en los próximos años". La figura de la Responsabilidad Ampliada del Productor -del producto no del envase- también cobra más importancia, según la directora de Sostenibilidad de Asedas, "pero se tendrán que hacer ajustes ya que no solo el productor está en la cadena de un envase desde su concepción hasta su tratamiento como residuo".
Entre los principales problemas que ofrece la actual coyuntura, Asedas destaca las diferentes interpretaciones que puedan hacerse de la nueva normativa europea, al quedar abiertas algunas definiciones y obligaciones, por ejemplo en las medidas de reutilización de envases: "Ya están apareciendo estas divergencias en las interpretaciones solo en las traducciones", apuntan.
Martínez-Herrera destaca también como un obstáculo "la falta de madurez en el estado del arte de algunas posibles herramientas; por ejemplo para eliminar los flejes de plástico, que son esenciales en la logística y se apunta a su disminución para dentro de unos años. Es solo un ejemplo, que no se puede analizar solo desde la normativa de envases, sino de la logística, la seguridad alimentaria, la durabilidad de los productos, etc.".
Inversiones no al alcance de todos
Las necesarias inversiones que las empresas deberán afrontar para llevar a cabo esta profunda transformación es uno de los capítulos que más incertidumbre está generando en el sector. "Está claro que las normas de envases implican un importante cambio en las estrategias de los negocios, cambios tan importantes que por supuesto tendrán costes relevantes que asumir", afirma Paloma Sánchez, quien añade que "si bien es cierto que se ha podido abrir la gestión de los envases a competencia, y la competencia siempre ajustará los costes, montar nuevos sistemas como el reutilizable o el SDDR conlleva inversiones altísimas que, en algunos casos, va a ser imposible de asumir porque este, y no se puede olvidar, es un sector compuesto esencialmente por pymes".
Por su parte, la directora de Sostenibilidad de Asedas recuerda que toda nueva normativa tiene una necesidad de aprendizaje y "debe venir con su memoria económica, si hay obligaciones que requieren de una maquinaria diferente a la existente para conseguirlas (por ejemplo, en el depósito de envases), pues esa maquinaria tiene un coste de amortización, instalación, aprendizaje, mantenimiento, etc.".
Armonización indispensable
Aunque ambas organizaciones coinciden en que los plazos son "muy ajustados" y que su cumplimiento representa "un reto para todos los países de la UE", no muestran dudas acerca de la determinación del sector para alcanzar los objetivos marcados. Un ambicioso y complejo camino en el que la actual falta de armonización entre la legislación europea y la normativa española es señalada como una de las principales preocupaciones del sector: "Consideramos clave homogeneizar y acompasar las normativas comunitarias con las de los estados miembros, para no perder competitividad dependiendo del país en el que los operadores están ubicados. Si esta armonización no se produce, el impacto es muy negativo para el colectivo empresarial".
En este sentido, Paloma Sánchez subraya que la normativa española "es mucho más ambiciosa que lo marcado por Europa, por lo que ahora tendrá que adaptarse para alinear todas las medidas exigidas". Y por eso también la parte del desarrollo técnico de la norma es ahora "tan importante", según Martínez-Herrera: "Hablamos de los llamados reglamentos de ejecución, que serán varios donde se vea toda la parte técnica y se baje al detalle, por ejemplo en las prohibiciones de envases de plástico, del etiquetado o en el desarrollo de las obligaciones de reutilización o de responsabilidad ampliada del productor, por poner cuatro ejemplos".
Discrepancias claras
En opinión de Fiab, dos son los ámbitos fundamentales en los que "hay discrepancias claras": reutilización y marcado y etiquetado. Como explica la directora de Competitividad y Sostenibilidad, en materia de reutilización "la medida supone un reto para toda la cadena, debido a los actuales modelos de producción, comercialización y suministro. Las empresas tendrán que hacer inversiones millonarias para adaptar sus líneas de producción y envasado a los envases reutilizables".
En este sentido, Paloma Sánchez recalca que el nuevo modelo "exige de la previa creación de un sistema que incluya plantas de clasificación, limpieza y rellenado, además de un sistema de logística inversa. Por ello, ajustarse a los objetivos que establece el Reglamento y a los plazos es fundamental para la industria".
Respecto al marcado de envases de alimentación y bebidas, el Real Decreto español establece una serie de consideraciones obligatorias, voluntarias y prohibiciones, de entre las que destaca la obligación de que los envases domésticos indiquen en qué contenedor deben depositarse los residuos de envases. "Este tipo de marcado no lo establece el Reglamento. Mientras se adapta el Real Decreto a las medidas del Reglamento, el Miterd ha publicado una nota interpretativa que ayudará a las empresas a cumplir con ambas legislaciones", aclara Sánchez.
Hiperregulación y estrés burocrático
En todo caso, tanto Asedas como Fiab consideran necesario alertar, una vez más, sobre la hiperregulación que afecta al sector. Según el análisis de impacto normativo realizado por Asedas, en 2024 hubo más de 1.200 normas nuevas o que sufrieron modificaciones, con un porcentaje muy elevado en el ámbito de medio ambiente y destacando, entre ellas, las de eficiencia energética y las de diseño ecológico. "Sí podemos decir que hay demasiadas normas que crean estrés burocrático en las compañías. Y no tiene pinta de mejorar en los próximos años; por ello el anuncio de la nueva Comisión Europea de revisar las normas de la legislatura anterior pensamos que debe meditarse bien y que todos los sectores trabajemos en ello", concluye Martínez-Herrera.
De acuerdo con datos de Eurocommerce, en la próxima legislatura europea se van a abordar, en el ámbito comunitario, alrededor de 600 regulaciones relacionadas con la sostenibilidad y que afectan a las empresas: "Todo ello implica cambios para las compañías, que en muchos casos acaban de hacer ya adaptaciones en base a normativas anteriores recientes", recuerda Paloma Sánchez.
Por eso, en opinión de la directora de Competitividad y Sostenibilidad de Fiab, "es más necesario que nunca adaptar la regulación a la realidad de las empresas, crear un marco estable y seguro, coordinado entre administraciones, con unos plazos de adaptación razonables, y contemplar modelos de financiación para poder cumplir con los objetivos propuestos".